Decía mi primo Angel que las tres las muertes más comentadas en España han sido la de Franco, la de Chanquete y la del pulpo Paul. De este último he sabido algunos detalles de su vida que lo acercan aún más a los altares. Paul, o mejor dicho, San Paul, vivió toda su vida en castidad (no conoció pulpa alguna), de ahí que su mente estuviese tan iluminada para poder acertar las victorias de España en el Mundial. Además no tenía un pelo de tonto (sí, ya sé que los pulpos no tienen pelo) y lo digo porque tenía ocho cerebros (¡eso sí que es inteligencia!), uno en su sitio habitual y otro en cada uno de sus ocho tentáculos. Y también –y esto es lo más emotivo- no es de extrañar que Paul –quiero decir San Paul- se dejase querer tanto:¡tenía tres corazones!
Por todo ello, los españoles llevaremos siempre a San Paul en nuestro único y humilde corazón.
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