Si
repasamos el concepto que nos dan de “Paraíso” las diferentes religiones,
veremos que cada una lo concibe de una forma diferente. Y todas están en lo
cierto. Porque el Paraíso son pensamientos-formas que hemos creado. El Paraíso
es, por tanto, lo que esperamos encontrar al otro lado, algo así como un
“paraíso a medida” para cada uno de nosotros. Es decir, se trata de una interpretación
individual y no por ello menos cierta y “tangible” en ese otro estado.
Cuando
Mellen-Thomas le preguntó a la Luz que cuál era la mejor religión del planeta,
esta le respondió: “Eso no me importa. Las religiones aparecen y desaparecen,
cambian”.
Por
consiguiente a la divinidad última no le importa si eres cristiano, budista o
cualquier otra cosa, porque todas forman parte del total. “Deseo que todas las
religiones se den cuenta de ello y se dejen existir mutuamente. No es el fin de
toda religión, sino que hablamos del mismo Dios. Vivir y dejar vivir”. Así nos
lo ha explicado Mellen Thomas.
En
definitiva, “cada uno tiene una visión diferente que se añade a la imagen
general, y todas son igualmente importantes”.
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