viernes, 3 de mayo de 2019

(21) No hagas caso ni a los crédulos ni a los incrédulos


De lo que voy a hablar en los próximos post sólo las primeras líneas te las debes creer porque son hechos ciertos, demostrados; pero lo que seguirá después no tienes por qué creerlo… en cualquier caso nunca está demás conocer otras historias (sean reales o inventadas) y reflexionar sobre ellas para formar nuestra propia opinión más allá de lo que digan unos y otros. Hagamos el ejercicio de pensar por nosotros mismos, algo que ya se sabe no gusta a los poderosos que rigen el mundo.

Comencemos por lo que son hechos ciertos…
Mellen-Thomas Benedict nació el 2-Mar-1949 y murió el 31 de marzo de 2017. Era un artista que se dedicaba como trabajador autónomo al arte de las vidrieras de colores. Su desencanto con el mundo actual (guerras, desigualdades, enfermedad, miseria, injusticias, contaminación, etc.) le llevó a una espiral de pesimismo que se agravó aún más cuando enfermó de cáncer y más aún cuando –al no tener seguro médico- todos sus ahorros se esfumaron. Acabó así siendo atendido en un hospicio en donde falleció en 1982. Decimos falleció porque quienes le atendían lo declararon clínicamente muerto después de haber intentado todas las maniobras  de resucitación. Sin embargo él había pedido que llegado este punto, no hicieran nada con su cuerpo hasta pasadas seis horas, ya que según había leído es en ese tiempo cuando se pueden tener ciertas sensaciones como las que han narrado los cientos de miles de personas que han regresado a la vida después de darlos por clínicamente muertes. Así lo hicieron y para sorpresa de cuantos le cuidaban en el hospicio, volvió a la vida. Pero no sólo eso, sino que volvió con renovada energía, tanta que al cabo de unos meses su cáncer había desaparecido. Y como hemos apuntado al principio, no se produjo su muerte “definitiva” hasta 35 años después. Cuando regresó a la vida tras aquél incidente del año 1982 explicó con todo lujo de detalles qué es lo que encontró y qué vivencias pasó en aquél tiempo en que aquí le dieron por muerto.

Bien, hasta aquí te lo puedes creer todo porque está perfectamente documentado; sin embargo ahora pasaremos a contar algunas de las cosas que contó sobre todo lo que se encontró “al otro lado”. Mi consejo es que no te lo creas a pies juntillas pero que tampoco lo rechaces de plano diciendo que “son tonterías”. Sea o no cierto, hayan sido o no fabulaciones o alucinaciones, su experiencia contiene un material valioso sobre el que deberíamos reflexionar y formar nuestra propia opinión sin hacer caso ni a los crédulos ni a los escépticos. El simple hecho de pensar sobre una experiencia de este tipo ya es de por sí suficientemente enriquecedor para nosotros como para desperdiciar esta oportunidad.

Reflexionemos, pues, sobre lo que nos contó Mellen-Thomas Benedict…

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