Esta
es una de las cuestiones que muchos nos planteamos cuando hablamos del alma.
Quizás la respuesta sea esta: “Los animales tienen un alma colectiva y se
reencarnan con almas colectivas. Un ciervo siempre será un ciervo. Por el
simple hecho de nacer humano, ya sea malformado o genial, muestra que se está
en el camino del desarrollo de la consciencia individual, que forma parte ella
misma de la consciencia de grupo llamada humanidad”.
En
este sentido, las razas son agrupaciones de personalidades, al igual que las
ciudades y al igual que las familias. “Formamos parte de una sola alma
ramificándose en fractales en muchas direcciones creativas, pero permaneciendo
siempre en esa misma alma”.
De
igual forma, “cada uno de nosotros es macho y hembra. Lo vivimos en nuestro
seno materno y lo experimentamos en los estados de reencarnación…
No
hay que buscar a Dios allí lejos sino aquí dentro, en nosotros mismos. Como nos
aconseja Mellen-Thomas: “Rebuscad en vuestro ser. Empezad la mayor historia de
amor que hayáis tenido jamás”.
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