sábado, 2 de noviembre de 2024

La obsesión por interpretar los sueños

Basta con repasar pasajes de la Biblia o de cualquier libro de historia para comprobar cómo siempre ha atraído sobremanera la interpretación de los sueños. Se han visto como vivencias sagradas que nos ayudan a prevenir calamidades o nos anuncian nuestro destino. Reyes y gobernantes acudieron a los expertos de su época para que les ayudasen a desentrañar el misterio de sus sueños y esos “expertos”, envueltos en su áurea de interlocutores de los dioses les contaron a esos reyes lo que les vino en gana, de tal forma que si acertaban decían aquello de “ya lo avisé”, y si se equivocaban inventaban cualquier excusa para decir que otros acontecimientos posteriores impidieron que aquello anunciado en el sueño se realizase.
 
En los tiempos modernos, el papel de los sacerdotes y gurús del pasado lo han tomado los psicólogos y psiquiatras, pero con el mismo nivel de acierto: ninguno. Cuando aciertan es por casualidad o por sugestión sobre el soñador; cuando fallan, nunca es culpa suya sino de otros acontecimientos externos que sobrevinieron.
 
Y entre medias de unos y otros están los “videntes”, los “horóscopos” y toda esa parafernalia de farsantes que se valen de la buena fe y la credulidad de la gente para hacer su negocio sin el más mínimo escrúpulo.
 
En definitiva, por mucho que leas que “los sueños tienen tres niveles de explicación: la interpretación literal, la psicológica y la sagrada”, no te fíes. Los sueños pertenecen a otra dimensión que nuestra capacidad actual de razonamiento no puede alcanzar. Oirás o leerás que las caídas significan tal cosa, la desnudez en público significa otra cosa, y así sucesivamente se inventan interpretaciones para temas recurrentes en los sueños tales como el fuego, la muerte, los viajes, los vuelos, el agua, etc. y se quedan tan anchos.
 
Hablaremos más sobre esto, pero de momento baste decir que el elemento principal que permite conocer la interpretación de un sueño (si es que son interpretables, que eso es otro asunto que cabría debatir) es uno mismo y por lo tanto nadie puede conocerse mejor que uno mismo, así que no pretenda nadie interpretar tu sueño cuando ni siquiera te conoce a ti tan en profundidad como puedas conocerte tú a ti mismo.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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