Esta
popular frase en latín lo dice muy claramente: Reza y trabaja. Muchos se creen
que basta con rezar, con desear cosas, para que estas se cumplan, y tras esa
oración o ese simple deseo, siguen como antes, haciendo el vago, esperando que
alguien les resuelva o les consiga aquello que quieren obtener. Y no, no es así
como funcionan las cosas.
Rezar
está muy bien, desear las cosas y la solución a los problemas está muy bien,
pero nada se soluciona por sí mismo es necesario que nosotros intervengamos de forma
activa, es decir, que “trabajemos”.
Quieres
aprobar un examen y rezas para que te aprueben… pero no estudias. ¿Cómo piensas
que vas a aprobar? ¿Se va a examinar Dios en tu nombre para responder a todas
las preguntas del examen y que así apruebes?
Quieres
lograr un ascenso en tu trabajo y lo deseas con fuerza, pero… ¿te esfuerzas en
tu trabajo? ¿Tratas de alcanzar los objetivos que se esperan de tu puesto de trabajo?
¿Dedicas tiempo a hacer mejor las cosas, a formarte y a poner todo tu esfuerzo
en conseguirlo? Si no lo haces y sólo estás en plan pasivo ¿qué es lo que van a
ver en ti tus superiores? Sólo un holgazán al que por supuesto no van a
recompensar de ninguna manera.
También
en el mundo de los sueños, del que venimos hablando estos días, sucede algo
similar. Queremos tener sueños agradables y que nos inspiren y aporten
soluciones para los problemas de nuestra vida. Incluso hemos dado el importante
paso de meditar y visualizar lo que queremos para que así nos llegue mejor la
inspiración a través del sueño. Muy bien ¿y qué? ¿Qué hacemos después? Seguramente
hemos recibido algunas ideas brillantes durante el sueño, sugerencias de lo que
deberíamos hacer, pero… ¿nos dedicamos después a trabajar para hacerlas
realidad? ¿O es que simplemente nos quedamos sentados esperando que todo se resuelva
por sí mismo sin que pongamos en ello ni la más mínima gota de sudor con
nuestro esfuerzo?
A
través del sueño recibimos (incluso sin pedirlo expresamente) sugerencias e
ideas –eso que podemos llamar “inspiración”- para mejorar nuestra vida, pero
una vez recibidas esas ideas hay que trabajar para ponerlas en práctica, y así
–día tras día- ir diciendo a la mente universal que somos buenos estudiantes,
que cada inspiración positiva que recibimos durante el sueño, la ponemos en
práctica al día siguiente.
Si
tú brindas ideas y ayuda a una persona y esa persona rechaza la ayuda e ignora
las sugerencias que le haces… ¿vas a seguir ayudándola o la vas a mandar a
paseo? Pues esto es lo mismo. Si no hacemos caso a la inspiración que nos llega
durante el sueño y no la ponemos en práctica… nos iremos embruteciendo y ese
maravilloso mundo de los sueños cada vez será más oscuro e inalcanzable para
nosotros.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“El cine y el misterio”: https://www.amazon.es/dp/B0DJF3M3ZW
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