Una
noche estaba durmiendo cuando noté que había alguien de pie junto a mi cama,
observándome, sentí su presencia inquietante aun sabiendo que lo único que
hacía era observarme, pero al mismo tiempo me di cuenta que esa persona que
estaba allí en pie, junto a mi cama, mirándome a mí, en realidad no me miraba a
mí, sólo miraba mi cuerpo... porque esa persona que observaba aquél cuerpo
durmiente era yo. Me había desdoblado y estaba en dos sitios al mismo tiempo.
Fue una sensación tan extraña esa de estar viéndome a mí mismo desde fuera que
me desperté sobresaltado. Me incorporé, inspeccioné la habitación y comprobé
que no había nadie; efectivamente esa persona que me miraba de pie en la
habitación era yo mismo… o quizás debería decir mejor que esa persona era mi
“alma” que por un momento de había alejado de mi cuerpo.
¿Puede
el alma salir del cuerpo cuando dormimos y viajar a otros lugares? Por supuesto
que sí. Existe amplísima documentación al respecto, así como estudios y
comprobaciones de la realidad de este fenómeno. Y no se trata de nada nuevo
sino que todas las tradiciones de todos los pueblos que han habitado este
planeta a lo largo de la historia nos hablan de estos “viajes astrales” que se
producen durante el sueño.
Nosotros
somos un alma o “cuerpo psíquico” encerrado en un cuerpo físico. A veces,
durante el sueño, el alma puede hacer alguna “escapadita” y salir a visitar
otros lugares. Vamos a ver, si te mantuviesen siempre encerrado en una
habitación ¿no te gustaría salir de vez en cuando a estirar las piernas? Pues
eso mismo le pasa a nuestra alma, que
siente deseos de salir de ese encierro, aunque sea de forma temporal antes de
que llegue la muerte que –entones- ya será de forma definitiva.
Pero
como el alma es energía su forma de viajar es diferente a como nosotros lo
concebimos. Más que “viajar” lo que hace es “proyectarse” hacia otros lugares e
incluso hasta otros niveles de existencia. A veces llegamos por primera vez a
un lugar y lo encontramos familiar, nos parece haber estado allí con
anterioridad aunque sabemos con certeza que nunca hemos estado allí y ni
siquiera lo hemos visto antes ni en televisión ni en ninguna película. Esa
sensación probablemente esté motivada porque en algún momento, en alguna de
esas escapaditas de nuestra alma, llegó hasta dicho lugar y por eso ahora lo
reconocemos y nos resulta tan familiar.
Lo
queramos o no, estos viajes astrales involuntarios los hemos experimentado
todos nosotros y los seguiremos experimentando, nos acordemos de ello o no. Por
eso, el hecho de reconocer que esta posibilidad es real y se da con más o menos
frecuencia, nos debería poner en guardia para aprovechar al máximo la
experiencia y que todo cuando aprendamos y experimentemos durante dicha
escapadita seamos capaces de recordarlo e integrarlo en nuestro actual equipaje
de experiencias y conocimientos. Sabiéndolo será más fácil estar alerta y
preparados.
Dile
a tu alma que cuando vaya a emprender un nuevo viaje, te avise para aprovechar
al máximo esa experiencia. Y una forma de hacerlo e irse preparando para esta
aventura, es escribirlo rápidamente en un papel, en cuanto nos despertemos con
la sensación de haber tenido una de estas experiencias. Escribir de inmediato
todo cuanto hayamos visto y sentido. Al principio posiblemente sólo sean dos o
tres líneas lo que alcancemos a escribir, pero según nos vayamos acostumbrando
a hacerlo, cada vez nos será más fácil ir recordando más cosas y sobre todo
cada vez nos resultará más satisfactorio y enriquecedor.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“No son coincidencias”: https://www.amazon.es/dp/B083XVGBHZ
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