Hoy voy a rendir homenaje a un poeta de 14 años, pues esa era la edad que yo tenía cuando escribí este “Canto al Guadiana”, ese río que abrió los ojos cuando se acercó a Daimiel y regó mi temprana inspiración:
CANTO
AL GUADIANA
Río
extenso de La Mancha
que
caminas por su seno,
¿cómo
es que nadie te admira
siendo
el corazón entero?
En
la tierra de molinos
eres
el aspa del suelo,
vas
regando los trigales
reflejándose
en ti el cielo.
Todos
los ríos te envidian
por
tu esbeltez y belleza.
Nadie
sabe agradecer
lo
que tú haces a esta tierra.
Tú
Guadiana te preguntas:
¿Cómo
es que nadie te llama?
¿Cómo
es que nadie te quiere
y
por qué te dan la espalda?
Nadie
de ti se preocupa,
nadie
a saludarte baja,
y
tú pasas tristemente
creyendo
que nadie te ama.
¡Oh,
Guadiana! ¡Oh, Guadiana!
Ya
nadie está en tus orillas,
sino
solo los recuerdos
que
tú acoges con sonrisas.
Tienes
algo que te atrae,
tal
vez tus juncos verdosos,
quizá
el cauce subterráneo
o
tus grandes, bellos, ojos.
Lento
y sigiloso corres
con
esas aguas tan claras
que
van limpiando estas tierras,
y
te llamamos: Guadiana.
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