se hace un marino excelente.
Al niño le dio la vena
de marcharse a Cartagena.
Y pilotando un velero,
cruza los mares ligero.
Al llegar es aclamado,
y él saluda emocionado.
Y ya después de almorzar,
ha pensado en regresar.
Pero un terrible huracán,
lo deja solo en el mar.
Y en una barca él solito,
regresa, al fin, Vicentito.
Gaspar Fisac Clemente (1903-1986)
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