No me explico tu mutismo;
yo pensé que para ti
seguiría siendo el mismo.
¿Pero es que ya no te acuerdas
quién es tu amigo Fisac?
¿Es posible que tan pronto
lo hayas podido olvidar?
El que te creyó de Huesca
cuando me hablaste en el Regio;
el que fue tu confidente
más dilecto en el Colegio;
el que al darte aquél consejo
que tú tomaste por norma
te ayudaba a resolver
aquel “pleito de las hormas”;
el que te invitó a cerveza
a café y patatas fritas;
el que te hizo confesar
con un Padre Jesuita;
el que te pagó el tranvía,
el que te llevó a los toros
el que se comió contigo
una docena de polos.
Al que obsequiaste en tu cuarto
con “pitisuis” y milhojas
mientras tenías la cara
llena de jabón “La Toja”.
Al que dijiste en Ben Hur
“llegar tarde me disgusta”,
y te libró en el Colegio
de un palizón de Galzusta.
Por el que supiste tú
que tu amiga Carmencita
decía: “¿usté es Sánchez López?”
…y otras cosas muy bonitas.
El amigo que no cambia
y el que ahora ve “explicao”
que el mundo diga “este no es
mi Juan, que me lo han “cambiao”.
Y con estas dilaciones
dejo lo más importante,
el motivo de esta carta
que es el de felicitarte.
Que tengas muchos pasteles,
que tengas muchas postales,
que tengas muchas pistolas,
y muchas felicidades.
Que ese simpático pueblo
(que es cabeza de partido),
como a un hijo predilecto
te admire reconocido.
Y que todas las muchachas
de los seis mil habitantes,
estén locas por Don Juan,
…por Don Juan el estudiante.
No quiero cansarte más,
ni quiero amargarte el día
con tantas extravagancias
y con tanta tontería.
No dejes de contestarme,
porque me voy a enfadar
y entonces ya no seré
nunca tu amigo Gaspar.
Gaspar Fisac Clemente (1903-1986)
Nota.- Dedicado a Juan Sánchez López amigo y compañero de Colegio Mayor en Granada, en donde estudió casi toda la carrera de Farmacia (excepto el primer año, que lo había estudiado en Madrid).
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