Hoy no se habla de otra cosa en España más que del “Pequeño
Nicolás”, el joven de 20 años que ha dado la cara ante los medios de
comunicación para contar su verdad, una verdad muy incómoda para el partido del
Gobierno y para las altas instancias del Estado.
La versión que querían darnos de él ha caído por su propio
peso. Ningún niño de 20 años puede colarse en la coronación del rey, ni
mantener contactos con altos cargos, comer con ministros e incluso estar en el
balcón de la sede del PP la noche en que ganó las elecciones.
Por consiguiente cobra fuerza su versión: un aprendiz de
espía (él se definía como “colaborador” aunque en un momento de la entrevista
se le escapó la definición que en el CNI se da a estos colaboradores:
“Charlie”). Tanto el CNI, como Gobierno y Zarzuela lo utilizaron para realizar
gestiones del más alto nivel, pero cuando al pequeño Nicolás le propusieron
desde el CNI acciones “alegales” se negó y lo puso en conocimiento de sus
superiores. Unos días después era detenido e incomunicado, mientras se
divulgaban noticias falsas para presentarlo ante la opinión pública como un
simple “friki impostor”. Por cierto, para su detención se utilizaron seis
coches de “Asuntos internos”... vamos ni para los terroristas más peligrosos se
despliega tal dispositivo.
Ahora la pregunta sólo es una: ¿Qué sabía el pequeño
Nicolás? Él afirma –muy prudente- que sólo lo dirá al Juez y que tiene pruebas
a buen recaudo “por si le pasara algo”.
A los demás sólo nos queda esperar por si se va descubriendo
algo más de las “cloacas del Estado”. Quien venga a gobernar después tiene un
ímprobo trabajo y tendrá que protegerse de la mierda más que los trabajadores
sanitarios que atienden a pacientes con ébola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario