Un artículo de César Vidal, publicado hoy en La Razón, ha hecho una curiosa comparación entre Islandia y España y cómo ha afrontado las consecuencias de la crisis cada uno de estos países.
Dice de Islandia: “De la noche a la mañana, los islandeses descubrieron el dulce sabor de los beneficios derivados de productos compuestos y de la construcción de inmuebles. De manera inadvertida, pero innegable, aquella situación discurrió en paralelo a una subida espectacular del precio dela vivienda y a una ola de empréstitos que sólo podían satisfacer los bancos extranjeros”. ¿Os suena esto de algo?
Dice luego de Islandia: “De manera inadvertida, pero innegable, aquella situación discurrió en paralelo a una subida espectacular del precio de la vivienda y a una ola de empréstitos que sólo podían satisfacer los bancos extranjeros. No es que las entidades crediticias islandesas carecieran de dinero. Es que no tenían tanto como para satisfacer sus ansias de préstamos”. ¿Os resulta familiar, verdad?
Entonces la burbuja inmobiliaria explotó. ¿Y cuáles fueron las primeras reacciones del Gobierno?: “El primer ministro islandés se aferró a la idea de que no había crisis. Lo negó por activa y por pasiva”.
¿Y cómo reaccionaron los islandeses? Como veréis, todo lo contrario que los españoles: “El primer ministro islandés se va a sentar en el banquillo. La acusación que pesa sobre él es la de haber negado la crisis y engañado a los ciudadanos. Puede que me equivoque, pero al político le esperan largos años detrás de las rejas. Quizá a algunos les parezca demasiado riguroso, pero, personalmente, creo que es lo menos que se puede esperar de una crisis que ha provocado la ruina de multitudes que se han quedado sin empleo, sin ahorros y sin vivienda.
Por ejemplo, sería deseable que en España fueran a la cárcel los que desde sus despachos bancarios decidieron conceder préstamos que nadie en su sano juicio podía esperar que se abonarían; los que desde los consejos de las cajas las quebraron en beneficio de políticos y amiguetes; los dirigentes sindicales que, viviendo de nuestros impuestos, están aumentando el número de parados a cada hora que pasa; los políticos que han generado una deuda pública en tiempo de crisis que ha hundido a esta nación para generaciones acercándola ya a la quiebra y, de manera muy especial, el presidente de Gobierno y sus compañeros que negaron la crisis –con el apoyo de instancias como el gobernador del Banco de España– y luego han seguido sin hacer prácticamente nada”.
http://www.larazon.es/noticia/7712-islandia-tierra-de-gnomos
Por eso, Islandia es tierra de gigantes morales, y España es una mierda, con perdón.
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