Ayer murieron en España seis personas no fumadoras por culpa de tener que respirar el humo de los fumadores. Y esto se repite todos los días
Todos los días se habla de los muertos que va dejando la Gripe A (poquísimos si los comparamos con todos los que dejó la gripe estacional el año pasado) y sin embargo nadie habla de las seis personas que mueren cada día en España como consecuencia de tener que respirar el humo de otros. Seis personas no fumadoras mueren cada día por culpa de los fumadores que no contentos con dañarse su propia salud no tienen el menor miramiento en trasladar ese daño a todos los semejantes que se acerquen a ellos y compartan los mismos espacios cerrados (sea el bar, el restaurante, el centro de ocio o incluso el vehículo o el domicilio particular).
La circulación coronaria es muy sensible al humo del tabaco (está científicamente comprobado que la coronaria se estrecha en ambiente de humo) y de hecho el riesgo de infarto en los trabajadores de locales con humo aumenta un 50%. Y esto afecta ahora mismo en nuestro país a dos millones de personas.
¿Vamos a seguir ignorando estas muertes? Porque se trata de muertes perfectamente evitables. Basta con que cada fumador respire él solo el humo del tabaco sin obligar a que lo respire quien no desea hacerlo. Pero esto es una decisión personal. Las leyes pueden obligar a que todos los locales cerrados sean espacios sin humo (en eso está trabajando el Gobierno) pero hay áreas donde no se puede meter. ¿Va a multar al padre que vaya fumando en el coche cuando otra persona, su hijo por ejemplo, vaya en ese mismo vehículo? ¿Va a espiar a los ciudadanos en sus casas para ver si fuman en la misma habitación en la que están otras personas no fumadoras?
Está bien que endurezcan las leyes para defender el derecho a la salud y a la vida de los no fumadores e impedir en lo posible que nadie les obligue a ser fumadores pasivos; pero deben ser los propios fumadores los que tomen la decisión de “no matar” a sus semejantes.
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