lunes, 14 de julio de 2008

El pre-pago sería el único freno

En algunas provincias españolas ya se ha implantado la receta electrónica, que permite a los enfermos crónicos obtener la medicación en la farmacia sin necesidad de desplazarse al centro de salud cada vez que precisan una nueva receta. La consecuencia de esta cómoda medida ha sido un importante aumento del número de recetas. Así la provincia andaluza pionera en esta implantación, Córdoba, ha batido récord, de tal forma que en al año 2006 se dispensaron en esa provincia un total de 21,5 recetas por cada vecino, muy superior a la media regional (18,4).

La medida estaba pensada para que los enfermos crónicos no tuviesen que ir tantas veces a consulta para que les renovasen la receta, sin embargo se ha visto que se utiliza este sistema para todo tipo de fármacos y procesos aunque estos sean leves u ocasionales. Como siempre, el paciente piensa “qué bien, es gratis” y el uso del sistema se convierte en “abuso” del sistema.

Cualquier medida llevada a cabo para que el paciente sea consciente de lo que cuesta el servicio sanitario que se le presta y se lo piense antes de hacer un uso innecesario de él, ha sido infructuosa. A la memoria me vienen aquellas cartas que recibían algunos pacientes en donde se les decía el coste real que había supuesto la atención sanitaria que les había dispensado el SNS (costes de hospitalización, medicación, etc.). Lejos de hacer sentir “culpabilidad” por haber usado o abusado del sistema, los pacientes o pasaban de esto o se sentían recompensados por el dinero que el Estado se había gastado en ellos; en cualquier caso, esa medida fue incapaz de frenar el uso del sistema.

Ejemplos de abuso hay muchos y el más habitual y comprobable es este: ¿Por qué las urgencias están vacías cuando se televisa un partido de futbol importante? ¿Es tan milagroso el fútbol que devuelve la salud a los ciudadanos y sólo enferman de “gravedad” cuando ha acabado el partido?

Por desgracia, la única medida para frenar el abuso es el pago de una determinada cantidad por cada servicio, aunque luego se establezcan medidas de retorno de dicho importe a los más necesitados o cualquier otra medida que trate de restablecer la justicia social; pero sin pre-pago seguirá habiendo abuso, y ese abuso al final lo pagamos todos los ciudadanos ya que el dinero que se despilfarra sale de nuestros impuestos y como los recursos son limitados luego no se puede atender correctamente a quien de verdad lo necesita.

Artículo realizado para Medical Practice Group (MPG)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón del mundo, conozco casas que parecen farmacias en punto pequeño, tal es los medicamentos que llegan a acumular, algunos pasan de plazo sin haberse utilizado.
Y también aquí pasa los mismo, por cuestiones muy "misteriosas" los fines de semana las urgencias están practicamente vacias.

Raquel