domingo, 13 de julio de 2008

Contra la represión lingüística... ¡más imaginación!

Hacía en mi último post la propuesta de rotular en los comercios solo con números y símbolos gráficos, salvando así “legalmente” la obligatoriedad de rotular en la lengua vernácula.

Sin embargo la dictadura lingüística va más allá y hasta proponen que los dependientes de los comercios atiendan a los clientes en el idioma local y, sólo en el caso de que este último no entienda nada, se les hable en otro idioma. Como veis esta dificultad añadida es más difícil de sortear legalmente, pero la imaginación puede con todo y aquí va una propuesta alternativa: el “comercio mudo”.

Si antes propuse la creación del “comercio numérico”, ahora propongo la creación del “comercio mudo”. En realidad, para cualquier transacción comercial sencilla no es necesario hablar, sino sólo guiarse por gestos. ¿Cómo si no hacían los fenicios o los romanos o los…? O más próximo a nosotros: ¿cómo hacemos nosotros cuando vamos de compras a Egipto o a un pueblo del interior de Croacia en donde no hablan ni inglés? Pues para eso están las manos, los números y el salero mediterráneo.

Un comercio mudo debe poner –eso sí- unos rótulos escritos en 10 ó 12 idiomas en los que indique algo así como: “En este establecimiento respetamos el derecho al silencio y la tranquilidad de nuestro barrio y por ello nos abstenemos de hablar con nuestros clientes. La información del precio de cada artículo está debidamente indicada y si desea hacernos alguna pregunta procure hacerlo de tal forma que nuestra respuesta pueda ser ‘sí’ o ‘no’ a fin de que podamos responder con un gesto de la cabeza. Gracias por mantener el silencio de este lugar.”

De esta forma, el dependiente no se verá obligado a expresarse en un idioma en el que no desea hacerlo…o en el que no desea que le obliguen a hacerlo. Cada uno debe hablar en el idioma que desee cuando desee hacerlo; y si quieren imponer un idioma en tu comercio, entonces tienes la oportunidad de adherirte al ¡comercio mudo!

1 comentario:

Freia dijo...

Vicente:
Bienvenido de nuevo. ¿Como ha ido el viaje? Me has dado tanta envidia.
Estos días, aunque no he dejado comentarios, he procurado leer las entradas de mis amigos y, por supuestos, las tuyas.
A mí me resulta difícil entrar en la polémica que se ha planteado porque no he tenido tiempo de leer todo lo que debería. Sólo puedo darte mi opinión.
No conozco qué pueda pasar en Galicia o el País Vasco pero llevo años yendo a Cataluña, más en concreto a Gerona una vez al año, a pasar mis vacaciones y NUNCA, NUNCA, he tenido problemas para hacerme entender en mi lengua materna.
Después de tantos años de oír y entender el catalán, he sido yo motu proprio la que, por respeto a la lengua materna de ellos y por practicar una lengua que me gusta, he intentado hablar en catalán. Pero en todas partes en donde me he movido en todos estos años, cuando he entrado en un sitio hablando castellano (o español, para mí tanto da un término que otro), nadie se ha negado a seguirme en ese idioma la conversación.
Creo honradamente que por encima de normativas, a veces un tanto pacatas y estúpidas, el idioma, los idiomas, tienen mucha más fuerza que todo eso y la gente que los habla también. Creo que el español goza de una excelente salud en todo el mundo, Cataluña incluída, al menos según mi experiencia.
¿Cuándo se entenderá algo tan sencillo y tan simple como que las lenguas sirven para comunicarse, no para lo contrario?
Un abrazo