Es de noche y estoy solo. Una herida en la roca cobija mi
cuerpo cansado. En el cielo parpadean los astros a lo lejos. El ruido del mar parece
que estalla en mis aristas de acero. ¿Es posible que no sienta nada? Pero es de
noche y estoy solo. Cómo ansío ahora una mano amiga. Cómo desearía mi vida
anterior: El descanso y el lujo. Yo solo... ¿qué hago yo solo?
Pero estoy vivo. Un día entero sin nadie y aún tengo
aliento.
El misterio azul me embriaga y el céfiro me arrastra por
los campos. Pero es de noche y estoy solo. Unos ruidos de plumas amortiguan la
furia del mar. Furia que descarga contra el acero de las rocas, ternura que
acaricia la blandura de la playa. Así soy yo: Furia salvaje que destaca y
amortigua mi ternura escondida y tal vez olvidada.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros
están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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He despertado tumbado en la arena. Mi cuerpo rendido yacía
en el suelo y las olas besaban mis pies. Más allá de la playa, unos verdes
penachos. Está todo en silencio. Tan solo se oyen las olas rozar en la arena y
una maraña de ruidos extraños. Emplumadas saetas vuelan sobre mí. Y froto mis
ojos creyendo estar dormido. No, todo esto es real. Comienzo a levantarme despacio.
Mi ropa destrozada es juguete del viento. Estoy solo. Detrás de mí, un mar
abierto, sin fin. Frente a mí, más allá de la playa, protuberancias verdes indefinidas
por la distancia. Camino por la arena. Mi cuerpo, sin rumbo fijo, vaga.
Ahora moja el agua mis pies; ahora estoy en mitad de la
playa. Tan sólo sé que camino. Mi mente, aún turbada, no me permite pensar. De
pronto, caigo al suelo. Hay frente a mí una tortuga pequeña que camina detrás de
otra mayor, hacia el mar. No comprendo. Sobre el mar las gaviotas hacen vuelos
extraños. Y yo no comprendo. ¿Acaso serán los prodigios de la vida? Antes nunca
me había parado a contemplarlos. Encerrado en mí mismo ignoraba lo que era la
belleza. Sigo caminando. Sigo sin comprender. ¿Qué es esto? Estoy solo. ¿Qué
será de mí sin una mano amiga? ¿Qué digo? ¿Mano amiga? ¿Alguna vez la tuve? Bueno,
si la tuve la ignoré. Pero es tarde.
Debo comer algo. He de valerme por mí mismo una vez en la
vida. Sigo pensando... pero no; todo esto es real. He despertado.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros
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(El naúfrago. 1)
Para comenzar este año vamos a ir deleitándonos con un
ejercicio de prosa poética. Da igual que esté escrito en prosa o en verso
porque el sentimiento y la emoción con que escribí esto a los 18 años es el
mismo. Decía entonces que “El náufrago” era “una nueva forma de escribir un
libro de poesía que nos narre un argumento, con los mismos ingredientes de una
novela y con la sencillez y profundidad de una poesía nueva”.
En efecto, lo escribí cuando sólo tenía 18 años y
curiosamente dije entonces que estaba inspirado en la obra de teatro “La barca
sin pescador”, de Alejandro Casona, porque aunque se tratase de una obra de
teatro ese texto y esa historia eran pura poesía.
En cuanto al personaje, dije que “es un hombre de tantos
que, debido a la mecanización del mundo, llega a olvidar el amor. Su vida es
una continua rutina que le hace superficial. En las personas sólo ve cuerpos y
solo piensa en el bien propio. Pero un día se ve en una isla desierta. Queda
atónito y comprende que ha de valerse por sí mismo, olvidando la mecanización y
la rutina. Entonces se cruza en su camino un alma femenina como anticipo de la
felicidad que ha de venir. Renace en él la esperanza y comprende que la vida es
un hermoso sueño que vale la pena soñarlo”.
Imagínate que eres ese personaje y un buen día despiertas
en una isla desierta. Atrás quedaron las cosas y las prisas del mundo que te
rodea y ahora te enfrentas a un panorama totalmente incierto y desconocido.
“Este personaje nos narra sus sentimientos en algunos
poemas, y en otros entabla conversación con los personajes secundarios. Se
refleja en él, entonces, la angustia del hombre al que la vida le obligó a
olvidarse de la sinceridad, del amor. Sin embargo, descubre que contra la
materialista rutina están la iniciativa y el despertar de los sentimientos;
porque ante todo, quiere decir que dentro de cada cuerpo hay un alma humana, un
alma que no es ninguna máquina y que para su vida necesita del amor y del sueño
de las cosas hermosas”.
Pues eso, estos textos que compartiré durante los
próximos días serán una especie de relax para tu espíritu y espero que –al
menos por unos segundos- hagan volar a tu alma lejos de este sórdido mundo
material que nos agobia…
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En
un blog que se llama “palabras inefables” no se puede incluir una felicitación
de año nuevo “normal” sino una completamente diferente, que rompa moldes y te
haga despertar. Por eso he creado (con ayuda de la Inteligencia Artificial Grok)
esta imagen para felicitar el Año Nuevo. Te deseo que recobres la libertad que habías
perdido y salgas de la cárcel en la que tú mismo te habías encerrado. Deja la
cárcel para el móvil y escápate para disfrutar de la vida, hablar en persona,
cara a cara, con familiares, amigos y compañeros, leer libros, pensar, salir a
la Naturaleza y sentir la libertad.
¡Feliz
Año Nuevo!
¡Paz
y Libros!