Nada
sucede porque sí, nada surge de la nada sin más ni más. El mundo funciona en
base a una palabra mágica: la “Causalidad”.
En
otras palabras, todo lo que hacemos tiene consecuencias; de ahí que debamos ser
cuidadosos con lo que hacemos e incluso con lo que pensamos, porque también los
pensamientos producen consecuencias.
Nuestro
destino lo vamos marcando cada uno de nosotros paso a paso, acto a acto,
pensamiento a pensamiento; por eso debemos prestar más atención a nuestro yo
interior porque ese es el que de verdad dirige nuestro destino. Si deseamos que
nuestra vida discurra de una forma determinada, no olvidemos nunca que el
conductor de nuestra vida es nuestro yo interior. Conocernos mejor nos
permitirá ser conscientes de quienes somos, de nuestras capacidades y
posibilidades, y en consecuencia tener el control del yo interior y así manejar
mejor este vehículo al que nos hemos subido en marcha y que no es otra cosa que
nuestra propia vida.
Recuerda:
No existen las “casualidades”; todo es “causalidad”.
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