sábado, 9 de septiembre de 2023

¿Uniformidad o disparidad?

A veces nos preguntamos qué es mejor, si la uniformidad (formas y pensamientos comunes para todos) o la disparidad (múltiples formas diferentes de ser y actuar).
 
A simple vista, parece que la uniformidad es algo que aporta seguridad, sosiego, tranquilidad, paz, progreso, estabilidad… En el ámbito militar todos visten igual y se rigen por unos mismos códigos; en muchos colegios, los alumnos visten todos ellos de igual forma para que no haya diferencias visibles, y así en muchos otros ámbitos de la vida. Permitir que –por ejemplo- los militares pudiesen vestir como quisiesen, conduciría sin duda a la anarquía, a la desorganización total y por consiguiente al fracaso. Permitir –por ejemplo- que los alumnos vistan en el colegio como quiera cada uno, acentúa las diferencias de poder económico y social, crea desigualdades y genera un ambiente de “guettos” e incluso de enfrentamiento.
 
Pero hay otra forma de ver las cosas…
 
La uniformidad (que en teoría parece ser el ideal) sólo puede evolucionar a través de la multiplicidad, puesto que este paso es el que va a permitirle multiplicar el número de experiencias. Por ello, la división, lo diferente y lo múltiple, es lo verdaderamente enriquecedor siempre y cuando se canalice de forma constructiva, como vía de enriquecimiento de ese ideal colectivo al que aspiramos.
 

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