“Puesto
ya el pie en el estribo, con las ansias de la muerte, gran señor esta te
escribo…” Esto lo escribió Miguel de Cervantes el 19 de abril de 1616.
Comenzaba así un inusual prólogo a su última obra “Los trabajos de Persiles y
Sigismunda” y utilizaba dicho prólogo a modo de despedida de su protector, el
Duque de Lemos, Pedro Fernández de Castro. Sabía ya Cervantes que su muerte
estaba próxima y la aceptaba con resignación. Ese prólogo era un último acto de
agradecimiento.
Pues
bien, él tuvo suerte de conocer que su fin estaba próximo y pudo despedirse por
escrito, que es lo que más le gusta a un escritor. No es este mi caso; no sé lo
que me quedará de vida, pero lo único que tengo seguro es que seguiré escribiendo
mientras me quede algo de vida y/o mis facultades físicas y mentales me lo
permitan. Así que si entras en alguno de estos blogs:
y
encuentras que lo último publicado es de hace más de 10 días… es que
simplemente no me ha dado tiempo a despedirme tal como hizo Cervantes.
Considera entonces que yo también te digo: “Puesto ya el pie en el estribo, con
las ansias de la muerte, gran señor esta te escribo…” y valga tal frase como
despedida y agradecimiento.
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