De todas las enfermedades neurológicas, la enfermedad de
Parkinson es probablemente la más compleja de tratar. Existen en la misma los
llamados “síntomas motores”, claramente visibles pero también otros no motores
y menos conocidos. El tratamiento debe adaptarse a cada paciente y es una
cuestión que no sólo atañe al médico y al paciente (el cual debe ser capaz de
tomar el mando de su enfermedad) sino también a otros profesionales sanitarios,
a cuidadores y a familiares.
De esto se habla hoy en “AZprensa:
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