El despacho que tenía el presidente de la Organización Médica
Colegial (OMC) era el más grande de todos, hasta tenía un tresillo para
relajados coloquios y un cuarto de baño propio, aparte claro está de su mesa de
reuniones y su mesa individual de despacho (la más grande, también). Pero esto
no debió parecerle suficiente a Juan José Rodríguez Sendín cuando accedió a la
presidencia. Además de cambiar los muebles y comprar otros nuevos para él,
decidió que aquél despacho era pequeño para su ego y quería más espacio. Pero
el espacio es el que él y no se puede pintar cuando quieres más. Así que la
expansión llevaba aparejado –como en toda explosión- una onda que desplazó
cuando había a su alrededor. Ganó metros a costa del despacho de la secretaria
de dirección, ésta recuperó su espacio a costa del despacho del secretario,
este recuperó el suyo a costa de... y así sucesivamente hasta que llegaron a
los departamentos de Formación y Fundación que salieron despedidos, por esa
onda expansiva, varios cientos de metros más allá.
Es decir, el capricho de ampliar su despacho supuso no sólo
el coste de remodelación de todos los demás despachos, sino el tener que
alquilar un local junto a la Carrera de San Jerónimo (una de las zonas más
caras de Madrid) para instalar allí esos dos departamentos que ya no cabían en
su emplazamiento original. Y es que además, si el gasto de remodelación se
pagaba una vez, el de alquiler ya era un gasto permanente; así que el citado
capricho de ampliar el despacho salió por un precio desorbitado... que aún se
sigue pagando mensualmente como too alquiler, en este caso a costa de las
cuotas que pagan los médicos, que de eso es de lo que vive la OMC.
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