sábado, 25 de febrero de 2017

¿De qué os reíais?

Estábamos reunidos en mi despacho Javier Cebrían, Carmen Iglesias y yo, es decir, el Departamento de Publicidad al completo, buscando nuevas ideas de regalos promocionales para que los entregara la red de ventas a los clientes. Las visitas de los proveedores de este tipo de regalos eran frecuentes, ya que una buena parte de nuestro presupuesto se destinaba a tal fin: gorras, camisetas, bolígrafos, llaveros... pero también otros artículos menos usuales: un artilugio al que se daba vueltas con la mano para que una aguja corriese por encima de un pequeño disco y se escuchase un mensaje promicional, una toalla que venía comprimida como una pastilla de jabón y que al mojarla recobraba su tamaño y aspecto original, etc.

Pues bien, allí estábamos los tres revisando algunas de aquellas insólitas propuestas de regalos promocionales y haciendo bromas al respecto; y como imaginación y buen humor no nos faltaba, las bromas y las risas iban en aumento, tanto que ya se escuchaban desde fuera... Y entonces fue cuando se asomó a nuestro despacho uno de aquellos proveedores de regalos, de uno de cuyos regalos estábamos en ese momento partiéndonos de risa.

Nos quedamos sorprendidos al verlo entrar y aún con lágrimas en los ojos de tanta risa, lo saludamos. Este nos preguntó que de qué nos reíamos tanto... y tuvimos que salir del paso como pudimos, divagando, diciendo que de otras cosas, porque la realidad era que nos estábamos riendo de aquella propuesta de regalo que nos había hecho.

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