Existe un digital sanitario que se recibe sólo por
suscripción aunque de una forma muy peculiar: si tu empresa es muy potente en
términos económicos te cobran mucho por la “suscripción”, en cambio si es una
empresa pequeña, te cobran poco, y si se trata de un organismo oficial,
entonces la suscripción es gratuita.
Este digital –desde el punto de vista de las exclusivas- es
excepcional: siempre es el primero en dar las noticias, en hacer públicos muchos documentos que nadie sabe cómo han podido llegar a su poder. Tiene contactos y
espías colaboradores infiltrados (a los que llama “avispas”) que le avisan de todo cuanto
se cuece en el mundo sanitario. Además tiene la virtud de ofrecer la
transcripción íntegra de los discursos más relevantes que pronuncian altos
cargos de la Administración sanitaria, la profesión sanitaria y la industria
farmacéutica.
Desde el punto de vista redaccional, ya es otro cantar,
porque no escatima elogios exagerados hacia aquellos que le caen bien, e
insultos sin contemplación a quienes le caen mal (y sobre todo a quienes no
pagan la suscripción).
Si estás en el mundo sanitario, ya sabes que me refiero a
Sanifax (que al principio se enviaba por fax y ahora se envía en PDF por
e-mail). Pero hoy me voy a centrar en algunas de esas víctimas de sus insultos.
Como la Organización Médica Colegial (OMC) dejó de pagar la
suscripción, no pasaba una semana sin que su entonces presidente, Isacio
Siguero, recibiese los más variados insultos (el más común era el de “pequeño”
por su baja estatura) y, en un alarde de creatividad, hasta le insultaban sin
necesidad de palabras (siempre ponían una foto suya en la que se le veía con un
jersey azulito que no le sentaba nada bien y encima era muy poco formal para todo un presidente). Después vino otro
presidente, Juan José Rodríguez Sendín, que tampoco pagó la suscripción y procuraba –sin conseguirlo- ningunear a este medio de información poniendo todo tipo de trabas para que evitar que se enterase de las cosas. Pues también a
este presidente no ha parado de insultarlo, siendo el insulto más común el de “cateto de
La Mancha” (porque es manchego).
Pero ponía arriba, como título a esta vivencia de mi paso
por la OMC, lo de “tragar sapos y culebras” y eso es lo que han hecho estos dos
presidentes. Aun contando con numerosas pruebas de esos insultos (todos los
ejemplares de Sanifax en los que se les denigraba) y aun teniendo muchas ganas
de llevarlo a los Tribunales, nunca se atrevieron. ¿Tanta fuerza tiene Sanifax
que hasta los presidentes de la OMC tragan sapos y culebras cuando se les
insulta reiteradamente?