No sólo al Gobierno le gusta prohibir; ahora esta afición se extiende por todas partes. Hoy mismo leía que Javier Bardem prohibió las preguntas sobre su vida personal en la intervención ante los medios que hizo en el Festival de Cine de San Sebastián.
El caso es que él no es quién para prohibir nada. Lo que debe hacer es “pedir” que no le hagan ese tipo de preguntas, o simplemente informar que no contestará a ese tipo de preguntas. Bardem, como cualquier otra persona, tiene derecho a contestar sólo a las preguntas que le de la gana... pero de ahí a prohibir... Vamos, que si a mí me lo prohíbe, me paso toda la rueda de prensa haciéndole una pregunta tras otra en plan ametralladora, tal como hacen los del corazón cuando persiguen a los famosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario