sábado, 2 de mayo de 2009

Los jóvenes son malos maestros

Qué duda cabe que los jóvenes ya nacen con una habilidad innata para manejar todos los artilugios electrónicos que invaden nuestra vida cotidiana. A los mayores, en cambio, nos cuesta trabajo aprender el manejo de cada aparatito nuevo que va saliendo. Por eso, recurrimos con frecuencia a ellos para que nos expliquen cómo funciona o cómo se usa una determinada función de cualquiera de esos aparatos. Sin embargo sus explicaciones nada tienen de pedagógicas. Su respuesta siempre suele ser la misma: “¡Es muy fácil: así, así y así! ¡ Ya está!”. Lógicamente, en ese espacio de uno o dos segundos que ha durado la explicación tú no has podido ver absolutamente nada, los dedos los mueven a tal velocidad y, además, tapando las teclas, que es imposible ver nada; así que te quedas igual que al principio. Después de esas lecciones imposibles, es cuando decides ponerte a estudiar el manual y tras muchas horas de estudio y muchas semanas de práctica, consigues manejar medianamente bien el dichoso aparatito. Es entonces cuando te vuelven a inundar los anuncios, los comentarios, la presión social y comercial para que cambies ese tuyo tan antiguo (cualquier cosa que tenga más de seis meses) y compres el nuevo modelo que acaba de salir. Si no lo compras –piensan ellos- no podrás ser feliz y la sociedad te repudiará como a un proscrito...
¡Qué cosas...!

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