Los seguidores del Manchester City estaban –como ya es
habitual- bebiendo cerveza en los bares de la Plaza Mayor. Todo transcurría con
normalidad, con jolgorio y algarabía dentro de unos límites razonables.
Entonces un seguidor del City divisó en uno de los balcones una bandera del
Real Madrid, su rival en el partido de esa noche. Movidos por la alegría
inherente al consumo del alcohol, cogieron un balón y empezaron a chutar con la
intención de dar un balonazo a esa bandera.
Tras varios intentos fallidos, la policía que andaba por
allí hizo acto de presencia y sin más explicaciones (entre otros motivos porque
los policías españoles al igual que casi todos los españoles, no saben hablar
inglés) se llevó detenido… al balón.
Así que los seguidores del Manchester City se quedaron
allí consternados, bebiendo más cerveza, mientras veían cómo el pobre balón,
que no tenía culpa de nada, era detenido y conducido a la Comisaría de Policía.
Lo que no sabemos es qué clase de juicio tuvo y si pudo
regresar a su país. El único consuelo que nos queda es que por lo menos no se
lo llevaron esposado, aunque eso no fue por condescendencia de los policías
porque ya me diréis vosotros cómo se le pueden poner esposas a un balón.