Los independentistas catalanes están que no salen de su
asombro al ver cuántas facilidades les dan para boicotear el partido
Barcelona-Real Madrid y que así se oiga su voz en todo el mundo. Ellos siempre
han ido de frente, muy a las claras, diciendo que boicotearían ese partido, y
¿qué se han encontrado?
Primero, que Federación Española de Fútbol, Liga de
Fútbol Profesional y Gobierno, decidieron aplazar el partido y retrasarlo hasta
el 18-Dic para que así los independentistas tuviesen más tiempo de preparar
todos los planes posibles para impedir la celebración o terminación de dicho
partido. Lógicamente preparar la logística para cortar carreteras, estaciones
de tren, aeropuertos, etc., lleva su tiempo, y eso se lo concedieron sin que
tuvieran que pedirlo siquiera.
Segundo, ahora les sirven en bandeja otra forma de
boicotear el partido: Ayer se suspendió el partido Rayo-Albacete porque un grupo
de aficionados rayistas gritaron “Fuera fascistas” y “Nazi hijo de puta”,
vamos, lo que se ha estado gritando para despedir al cadáver de Franco cuando
salió del Valle de los Caídos y a todo el mundo le ha parecido bien y hasta
gracioso. Pero resulta que gritar eso en un campo de fútbol es delito mientras
que gritarlo fuera no lo es. Total, que ya saben los independentistas lo que
tienen que hacer: dar gritos racistas y xenófobos para que se suspenda el
partido. Y si quieren, y ya que la hora de celebración aconseja llevarse un
bocadillo, que se lleven de postre un plátano y lo exhiban (no hace falta
tirarlo) gritando “¡uh, uh, uh!” porque eso en fútbol también es delito y
conlleva la suspensión del partido.
Como vemos, no es necesaria la violencia para impedir la
celebración de un partido. No hay que hacer barricadas, ni cortar transportes,
sólo hay que gritar ciertas cosas que están prohibidas en los campos de fútbol.
Si los independentistas catalanes alzan la voz, sólo eso, conseguirán su
propósito: el partido se suspenderá y la acción de protesta alcanzará una
audiencia mil millonaria.
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