Cuando después de un arduo día de trabajo el hombre llega
a casa, lo que más le apetece es sentarse junto al televisor con sus hijos. ¿Y
la mujer? Pues la mujer es la que tiene que preparar las bebidas y aperitivos
para que el padre y los hijos disfruten de su programa favorito en la tele.
Ahora bien, si no
tienes hijos, tampoco pasa nada, la mujer es la que tiene que estar a tu
servicio desde primera hora de la mañana. Y ¡qué mejor forma de empezar el día
que con una mujer arrodillada junto a tu cama sirviéndote el desayuno!
Pero que no se quejen las mujeres, que esto no es
discriminación sino una bendición para ellas. Como muy bien nos dicen: cuanto
más trabajen en la casa más guapas estarán. Y si alguna se cansa de tantas
labores domésticas, la solución es bien sencilla: tomar vitaminas.
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