Hoy me anuncia el corazón
que algo extraordinario pasa
pues a las diez menos cuarto
ya no puedo estar en casa.
Me visto algo preocupado
salgo a la calle, y la gente
en los estancos se agolpa
haciendo cola impaciente.
Con el afán de enterarme
le pregunto a un buen señor
¿hay escasez de tabaco?
e indignado respondió:
Venimos a comprar todos
una preciosa postal
¿no sabe qué día es hoy?
¡Son los días de Pascual!
¿Y qué Pascual hay que tenga
los amigos a millares
y se dedique al sport
de contraer amistades?
Ahora me explico por qué
tengo esta preocupación.
Después de clase iré a verlo
primero es la obligación.
¡Cuál no sería mi asombro,
al ver que en la Facultad
habían puesto en el balcón
la Bandera Nacional!
Y al preguntar si había clase
a todos oigo exclamar
¿No sabe qué día es hoy?
¡Son los días de Pascual!
Esto no tiene importancia
porque a nadie extrañará
que del Rector al portero
los vuelva locos Pascual.
Lo que sí es emocionante
es que la nación entera
lo festeje; y lleve gala
hasta Primo de Rivera.
Y en Palacio haya un banquete
y luego haya recepción
y las Infantas se alteren
y les lata el corazón.
Y hasta el Rey dice a las damas
de la alta sociedad
¡Hoy es un día grande, chicas!
¡Son los días de Pascual!
Doña Brígida y su esposo
no saben cómo atenderlo
al ver que viene la gente
hasta de Méjico a verlo.
Pero lo que es más notable
es ver la gente del pueblo;
pues viene a felicitarle
todo Fernán Caballero.
Y cogidos de la mano
van recorriendo las calles
y ahora la gente les dice
en vez de “isidros” “pascuales”.
Ángel, Luis, Paco y Miguel
atienden a las visitas
y hasta han ido a saludarle
sus vecinas “las luisitas”.
Y en Carabanchel hay chicas
que cuelgan en su balcón
un letrerito que dice
“¡viva mi Pascual Bailón!”
Y hay también otra persona
que aunque no esté aquí en Madrid
su pensamiento sí está,
pues lo tiene puesto en ti,
que al saber el día que es hoy
no cesa de suspirar
¡Hoy me acuerdo mucho de él!
¡Son los días de Pascual!
Yo no sé si algo exagero,
no sé si todo es verdad;
lo que sé es que todo esto
te lo mereces, Pascual.
Deseo que se conviertan
tus sueños en realidad
y que este verano tengas
otra más con quien soñar;
que termines tu carrera
y te cases muy prontito
y que nunca se separe
de ti, tu hermano Agapito.
Y esto que te digo hoy
te lo diré muchos más.
Para mí todos los días
Son los días de Pascual.
Gaspar Fisac Clemente (1903-1986)
Nota.- Dedicado a su amigo y compañero de
pensión en Madrid, Pascual Crespo, natural de Fernán Caballero (Ciudad Real),
en el día de San Pascual Bailón, 17 de mayo de 1926. Doña Brígida era la
dueña de la pensión. Ese año hacía el primer curso de Farmacia. El poema hace
alusión también a que, justo ese día, era el cumpleaños de una de las
Infantas.