Con esta cara tan dura
y esta figurilla rara,
me enamoré con locura
sin recordar mi figura
ni reparar en mi cara.
Y me fui yo a enamorar
de una mujer singular,
bonita, como una flor,
tirana, como el dolor
y atrayente como el mar.
Pero es lo grave del caso…
que era rica, con exceso,
mientras que yo andaba escaso
y abordarla sin ser “Creso”
resultaba un error “craso”.
Pues mi intención era honrada…
más como el diablo la enreda
podría pensar mi amada
que más que por su “monada”
iba yo, por su “moneda”.
Y vamos, me mortifica
que el orgullo de una rica
en tal sospecha se obceque,
pues para mí no hay un “cheque”
que valga lo que una “chica”.
Y dije ante estas razones,
Gaspar, coge tus cadenas
y rompe sus eslabones,
pues no es amor lo que “penas”
si es ausencia lo que “pones”.
Y al día siguiente huí
para despertar así
de aquel amor que soñé,
pues yo a la mujer “amé”,
más no la mujer “a mí”.
Y me propuse olvidar
a la mujer singular,
bonita, como una flor,
tirana, como el dolor
y atrayente como el mar,
a la que amé con locura,
sin recordar mi figura
ni reparar en mi cara,
con esta cara tan dura
y esta figurilla rara.
Gaspar Fisac Clemente (1903-1986)
2 comentarios:
Mi madre se lo aprendió en el colegio hace muuuchos años y a mí me lo recitaba de niño. Me gustaba mucho como lo hacía. Pero me parece recordar una estrofa más.
Que decía algo así...
Y esta mujer increíble
tenía una fama terrible
de mujer inconquistable.
De mujer que era visible
pero que no era besable.
¿Puede ser??
Pues sería otro poema parecido. Este, en concreto, lo escribió mi padre y nunca lo leyó nadie más allá de su círculo de amigos y familiares. Gracias por tu comentario.
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