Cuando puse en marcha este blog titulado “Palabras
inefables” ya expliqué su significado: palabras que no se pueden explicar con
palabras; algo tan absurdo y contradictorio como la vida misma. Pero ¿de dónde
me vino la inspiración para ese título? Pues eso hay que agradecérselo a
Violeta Rodrigo, una joven arquitecto (*) a quien conocí hace unos años. Ella
me contó que una vez entró en una web en donde pedían apadrinar palabras,
explicando el por qué de la elección. Ella decidió apadrinar la palabra
“inefable” y en la explicación puso “porque no se puede explicar con palabras”.
Tanto me gustó aquél ingenioso gesto que decidí bautizar a mi blog como
“Palabras inefables” y desde entonces se me conoce en Internet como “Palabras
inefables” o simplemente como “El Inefable”.
Así soy yo, imposible de clasificar, capaz siempre de
sorprender, desbordante de imaginación y creatividad... y de agradecimiento a
Violeta Rodrigo que supo dar con la clave para abrir mi mundo interior a esa ventana
infinita que es Internet.
Hoy día, como arquitecto, Violeta construye muchas cosas,
también su propia vida; y aquella semilla de ingenio que sembró en mi hace ya
tantos años, sigue viva, agradecida y escribiendo desde entonces renglones
inacabables de palabras inefables.
PD1.- Aunque Violeta sea una mujer, ella es “arquitecto” (no
arquitecta), por la misma razón que yo soy un hombre y soy “periodista” (no
periodisto).
PD2.- En la imagen, la bella Solstice. (Violeta sabe quién es).
No hay comentarios:
Publicar un comentario