sábado, 30 de enero de 2016

Tradiciones familiares

Me alegra mucho que el juez haya declarado inocente a Francisco Rivera ante las acusaciones de que había puesto en peligro la vida de su hija al ponerse a torear con ella en brazos. El juez ha entendido perfectamente que esa es una tradición familiar y por consiguiente las tradiciones familiares deben respetarse. Tras leer esta noticia, en mi familia hemos respirado todos bastante aliviados ya que las tradiciones de mi familia no corren peligro de ser injustamente atacadas por la opinión pública.

Por ejemplo, cuando nació mi hijo mayor mi mujer lo tiró desde lo alto del campanario de la iglesia del pueblo para que yo lo recogiera entre mis brazos (“ahí tienes a tu hijo”, dijo, y yo lo recogí respondiéndole: “y yo lo recibo”), perpetuando así una milenaria tradición familiar. Después, para el bautizo, y como en mi familia somos muy originales, en vez de bautizarlo con agua lo bautizamos con tierra... pero a 20 metros de profundidad en el mar, ¡hay que ver lo mono que estaba tan pequeño y con su traje de submarinista! Finalmente, en esa otra etapa de la vida que supone la Primera Comunión, se la dimos en la clásica ceremonia del “puenting”: tiramos al niño desde lo alto del puente y abajo el cura lo esperaba con la sagrada forma para darle la comunión. ¡Qué recuerdos! Y qué alegría al ver que el niño hacía honor a la tradición familiar y tomaba la comunión a la primera, sin tener que repetir el salto.

Y es que mi familia es muy amante de las tradiciones. Mi cuñado se llevó a su recién nacido a hacer espeleología y juntos descubrieron una nueva galería subterránea en Mallorca a 200 metros de profundidad. Mi suegro le dio a la que sería luego mi mujer su bautismo de aire con una sesión de acrobacias en vuelo sin motor y al cumplir los siete años ya practicaba con ella la caída libre en paracaídas. Un tío mío se lleva a sus hijos al trabajo (es domador de leones en un circo). Un primo lejano, que es funambulista, cruzó un cable situado sobre las cataratas del Niágara con su bebé a la espalda (bien protegido en una mochila, por supuesto). Y así tantos otros...

¡Da gusto vivir en una sociedad como la nuestra, en donde las tradiciones familiares están protegidas por la Justicia!

PD.- Para los que deseen apuntarse (ver imagen), estamos preparando una convivencia de padres y recién nacidos a bordo de un batíscafo en la sima de las Marianas.

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