Y esta fue la respuesta que le envió su padre:
Teruel 12. Hijo querido:
Tu carta recibí ya
y mucho me ha sorprendido;
la verdad.
El suspenso que te han dado
cierto que ha sido un mal lance
del cual estoy trastornado...
Vamos, que me ha impresionado
tu percance.
Pero lo que yo no admito
es que quieras engañarme,
porque, lo digo y repito,
yo no tengo de bendito,
ni un adarme.
Y dudo mucho que puedas
darme un mico, Saturnino,
que aunque tú eres muy endino
yo no comulgo con ruedas
de molino.
Con que ¡fuera tonterías!
No me vengas con folías...
Si te han dado mala nota
será porque no sabías
ni una jota.
¿Qué maldices tu suerte?
¿Qué casi te has suicidado?
Sería cosa de verte...
Anda, hombre, date la muerte
sin cuidado.
Cuando esta recibas, sales,
coges un par de puñales,
y mátate en un segundo,
que ¡para lo que tú vales
en el mundo!
Hombre, lo que me ha hecho gracia
es tu post-data sabrosa.
¡Dinero! ¡Cosa horrorosa!
¿Quién se acuerda en su desgracia
de tal cosa?
Y me dices muy formal
que estás de fondo muy mal
y que ponga yo el remedio.
Pues yo no te envío un real,
no, ni medio.
Y además, hermoso, quiero
que a Teruel vengas, porque
quiero hacerte... alpargatero;
y si no tienes dinero
vente a pie.
Un capital me has gastado
pero ¡hasta aquí hemos llegado!
Lo dicho, desde mañana
puedes decir que has colgado
la sotana.
Este es, aunque no te cuadre,
mi plan, mi sencillo plan.
Expresiones de tu madre,
y hasta la vista. Tu padre.
Sebastián.
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