martes, 4 de junio de 2013

Lo que esconde el adiós de Falcao

No es fácil de entender el adiós de Falcao al Atleti, sobre todo para irse a un equipo francés recién ascendido a primera división y que no jugará ningún torneo europeo. No es fácil de entender que sólo el dinero le mueva cuando en realidad ya estaba ganando mucho en el Atleti y hubiera podido irse a otro equipo de prestigio ganando más aún (aunque no tanto como en el Mónaco). No es fácil de entender que se marche cuando él estaba tan contento en el Atleti como así lo demostró a diario, en el campo, en los entrenamientos, en su vida diaria. Su adiós nos mostró a un jugador que se iba pero que en su corazón deseaba quedarse y esa despedida le causaba una gran pena (por mucho que las penas con millones de euros sean menos penas)... no es fácil de entender.

Por eso, para descubrir qué había debajo de todo esto me dediqué a investigar, a “leer entre líneas” todo lo que se había publicado al respecto. Y es así como llegué a entender las verdaderas razones de su marcha, esas que no se han dicho por una de estas dos razones: porque no es “políticamente correcto” o porque “no le dejan decirlo”.

Esta es mi versión de los hechos:

Falcao estaba triunfando en el Oporto cuando un equipo español y de prestigio, reciente ganador de la Europa Ligue y de la Supercopa de Europa, el Atleti, le hizo una oferta mejorando además notablemente su salario. Dijo que sí sin dudarlo: le atraía jugar en un equipo importante que gana títulos y en un país con su mismo idioma. Pero el precio que puso el Oporto eran 40 millones y el Atleti no tenía ese dinero. Solución: buscar a alguien que le diese ese dinero. Ese alguien fue un grupo de inversores que puso la pasta a cambio de quedarse con los derechos del jugador. Falcao dio su consentimiento sin ser plenamente consciente de lo que eso significaba: pasaba a convertirse en un valor de cotización bursátil, no en un jugador de fútbol. Esos inversores lo habían comprado para que se revalorizase en el Atleti y poco después venderlo por más dinero; más del que normalmente se gana en Bolsa.

Falcao se integró en el Atleti desde el primer momento. Era la estrella y lo demostraba con goles y juego, pero era también uno más del equipo que bajaba a defender cuando hacía falta, que pasaba siempre el balón al compañero mejor situado, que animaba a los demás, que jamás tuvo un gesto feo hacia nadie. Baste decir, por ejemplo, que cuando acababan los entrenamientos, él se quedaba más tiempo a solas para ensayar saques de falta.

El final del primer año en el Atleti se tradujo en una importante revalorización “bursátil” de esta “mercancía”: una Europa Ligue, una Supercopa de Europa, máximo goleador de la Europa Ligue y tercer máximo goleador de la Liga española (sólo por detrás de los extraterrestres Messi y Cristiano). El grupo inversor quiso hacer caja y vender su producto. El Atleti presionó para que aguantasen un año más puesto que lo necesitaban para clasificarse para la Champions al año siguiente (esa clasificación supone unos ingresos suculentos para cualquier club). El grupo inversor aceptó a regañadientes, sobre todo porque el jugador quería seguir en el Atleti.

Pero acabó ese segundo año y ese grupo inversor ya se había movido y tenía un comprador que pagaba 60 millones de euros, es decir, un 50% de revalorización en tan solo dos años. ¿Qué acciones de la Bolsa dan ese beneficio? El grupo inversor les recalcó que ellos eran los “propietarios” del “producto” y que ya no querían esperar más para venderlo y obtener su beneficio.

El Atleti nada podía hacer porque los otros eran los propietarios y el club no tenía dinero para dar a ese grupo el beneficio que iban a conseguir con la venta. Falcao no podía hacer nada, había aceptado con su firma ser una mercancía que aquél grupo podía manejar a su antojo. Quizás la resistencia de Falcao se tradujo en que el Mónaco aceptase pagarle un sueldo estratosférico (14 millones de euros NETOS al año!!!).

Por eso Falcao se va del Atleti, forrao de pasta pero con pena, porque esos 14 millones de euros netos al año no pueden compensar la vida agradable en Madrid, el apoyo del entrenador y de toda la plantilla, el cariño de la afición, los títulos que puede que siga ganando el Atleti, el escaparate europeo que hubiera supuesto jugar la Champions con el Atleti y que ahora sólo podrá ver por el televisor porque el Mónaco es un equipo de segunda fila.

Esta es la verdad. Aceptó y firmó ser una mercancía en manos de unos inversores y ha tenido que aceptar las consecuencias. Vivirá forrao de pasta pero con tristeza en su corazón. Ojalá estas cosas se dijesen a las claras para que otros no cometiesen el mismo error a la hora de firmar, aunque me temo que no se dirán porque los especuladores son la especie dominante del planeta.

1 comentario:

Ana dijo...

Yo si fuera del Atlético le cantaría lo mismo que le cantaban a Eskurza en San Mamés:
"Eskurza pesetero,aprende de Guerrero"