martes, 26 de junio de 2012

¿Quiénes son los animales?

Hace unos días estuve visitando el Zoo de Madrid; un excelente recinto donde da gusto ver a los animales, la mayoría de los cuales gozan de excelentes y amplios recintos, bellamente ambientados. Sin embargo hubo una cosa que me llamó la atención al comparar esta visita con la que realicé hace muchos años cuando llevé a mis hijos (que entonces eran pequeños; ahora tienen bigote, bueno, las niñas no). El caso es que –y según pude corroborar al ver las fotos que realicé en el pasado- muchos animales paseaban libremente por los pasillos y los niños podían acariciarlos y darles de comer, hasta los perritos de las praderas habían excavado túneles para salir de su recinto y estar más cerca del público. Además, los visitantes disfrutábamos dando de comer a los elefantes que extendían su trompa hasta nuestras manos para recoger los cacahuetes o el trozo de pan. Había, en definitiva una cercanía, una proximidad real entre los animales y los visitantes (excepción hecha, claro está, de los realmente peligrosos).
Pero ¿y ahora? Todos los recintos estaban rodeados de una valla en la que constantemente se repetía este letrero “Atención, valla electrificada. No tocar” y delante de ella una segunda valla para que bajo ningún concepto pudiese existir el más mínimo contacto entre un visitante y un animal. Y esto no era exclusivo de los animales peligrosos, la valla electrificada también estaba en las cabras, los cervatillos, las llamas, los lemures… Por eso llegué a la conclusión de que tanta protección no era para protegernos de los animales (no creo que un pato pueda tener mucho peligro) sino para proteger a los animales de los visitantes que cada día se muestran más salvajes, más incivilizados…

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