viernes, 22 de julio de 2022

Una santa desconocida

Aunque este libro soy yo quien lo firma, no tengo más mérito que el de haber traído a la luz, rescatándolos del olvido, los versos de una santa desconocida. Porque si bien los altares, las iglesias, los libros religiosos… están llenos de santos… hay que decir que santos hubo y habrá muchos, la mayor parte de ellos desconocidos. Pero en este caso concreto, y aparte del parentesco que me unió con ella, hay un valor añadido y es el de sus poemas, bellas obras de arte que forman un delicado compendio de poesía religiosa.
 
Pero ¿quién era Mercedes Fisac Clemente (Daimiel, Ciudad Real, 1889-1981)? Daremos unos breves apuntes biográficos de ella que, por fuerza, han de ser breves, puesto que su vida transcurrió en la sencillez, la humildad y el anonimato. Ella fue la primogénita del matrimonio compuesto por el médico, periodista y poeta Gaspar Fisac Orovio y Concepción Clemente Pozuelo. De su polifacético padre (médico, periodista, poeta, epidemiólogo, ecologista, inventor, autor, actor y director teatral, etc.) ya di buena cuenta de su biografía en el libro “Médico, periodista y poeta”, subtitulado “Una lágrima es un beso”, y publicado en Amazon.
 
Sus padres, Gaspar y Concepción, tuvieron seis hijos. Mercedes era la mayor, después vino Rafael (quien ejerció de profesor de enseñanza media en Madrid), Carmen (murió a los tres años de edad), Domingo (catedrático en Ciudad Real), Concha (a causa de su minusvalía y siendo sordomuda hubo de quedar al cuidado de sus padres, primero, y de su hermana mayor después), y el más pequeño Gaspar (farmacéutico, primero en Daimiel y más tarde en Madrid).
 
El tener una hija con minusvalía se convirtió en un poderoso incentivo para estudiar y defender a este colectivo, llegando a ser Gaspar un destacado sordomudista que editó diversos libros y folletos de divulgación y apoyo, luchando de forma infatigable con objeto de recabar ayudas públicas para los discapacitados.
 
Pero ¿qué habría de ser de esa hija cuando sus padres faltaran? Mercedes quería se monja pero su padre pensó si ella quería de verdad cuidar a otras personas debía empezar por quien tenía más cerca, por su propia hermana. Así las cosas, y con la obediencia y respeto que se debía a los padres, Mercedes aceptó cuidar de su hermana durante toda su vida, renunciando –a medias- a su vocación religiosa. Estudió piano y fue profesora de música en las Escuelas Normales de Ciudad Real y, para compaginar el deseo de su padre con el de su vocación religiosa, se hizo terciara franciscana, vistiendo toda su vida un sayal pardo que le llegaba hasta los tobillos y viviendo –en cumplimiento de sus votos- en la pobreza. De su salario descontaba lo estrictamente necesario para el sustento diario y el resto lo destinaba a obras benéficas. A la entrada de su casa tenía una reproducción de la imagen de la Virgen de Lourdes, rodeada de unos corchos que simulaban la gruta donde se apareció e iluminada por unas velas; cada vez que alguien iba a visitarla, era costumbre rezarle algo a la Virgen o si se terciaba, entonar algún cántico en cuyo caso ella se ponía con entusiasmo al piano.
 
En realidad poco hay que contar de su vida puesto que más allá de los paseos que daba con su hermana por el campo cuando salían en su tartana por los alrededores, o de sus clases de música, o de sus colaboraciones con las parroquias o las congregaciones religiosas en Daimiel y otros pueblos cercanos. Su hermana Concha murió antes que ella, por lo que nunca quedó desatendida, y ella, al igual que sus hermanos, fue bastante longeva, muriendo finalmente a los 92 años de edad.
 
De una vida así de humilde y sencilla, de una mujer de pueblo, ¿qué más se podría contar? Quizás sí, quizás sí hay algo más. No en términos de acción pero sí en términos de sentimiento, y es ese sentimiento el que ha quedado reflejado en sus poemas, en todos esos poemas que hemos rescatado en este libro.
 
Se puede estar más o menos de acuerdo con su forma de pensar (hay que tener en cuenta que todos los poemas están escritos en la primera mitad del siglo XX), pero yo invitaría al lector (sobre todo al que no sea muy devoto) a no quedarse en el trasfondo religioso de los poemas sino a disfrutar del ritmo, musicalidad y belleza de los poemas.
 
Los hay de todo tipo: algunos son descriptivos de las costumbres de un pueblo agrícola como es Daimiel y de la época en que fueron escritos, otros nos cuentan historias y, en muchos casos, dialogadas como si se tratase de una representación teatral.
 
A nivel literario, Mercedes no se limitó a escribir poesía sino también diversos artículos que publicaba en revistas de ámbito local y/o religioso. Por desgracia apenas sin queda constancia de aquellos escritos, salvo lo que hemos podido rescatar en este libro.
 
En el año 1959 Mercedes reunió una amplia selección de sus poemas en un pequeño librito que tituló “Romances recreativos, religiosos e instructivos”, pues aunque muchos de esos poemas –como veremos a continuación- mostraban la vida cotidiana de las gentes de aquél pueblo, siempre añadía al final alguna enseñanza cristiana.
 
En el presente libro, dichos poemas se han agrupado de la siguiente forma:
 
1.- Poemas costumbristas.- Se recogen aquí una serie de poemas –algunos de ellos extensos romances- que nos muestran cómo eran la vida y las gentes en Daimiel durante la primera mitad del siglo XX y, aunque como decimos, siempre incluía sus recomendaciones de vida cristiana, esta colección de poemas forma un mosaico descriptivo de la sociedad de aquella época, al tiempo que nos sorprende con diálogos e historias humanas donde el amor y la comprensión siempre son protagonistas.
 
2.- Poemas para los niños.- Algunos poemas estaban dedicados especialmente a los niños, eligiendo para ello los motivos y acontecimientos más señalados para la corta experiencia de los mismos.
 
3.- Páginas de la historia.- En este apartado hemos agrupado algunos poemas dedicados a distintos episodios de la historia sagrada, de tal forma que, a través de los versos, nos da su particular y poética visión de acontecimientos históricos que han quedado reflejados en las Sagradas Escrituras.
 
4.- Poesía religiosa.- Finalmente incluimos un apartado lleno de cánticos y poemas a Dios, a Jesucristo, a la Virgen y a los santos, muchos de los cuales fueron acompañados de música y cantados en ceremonias religiosas.
 
Ya, sin más, os dejo con la protagonista de este libro, con sus poemas llenos de ritmo, música y originalidad. Y aunque su fe la llevó a centrar toda su vida en el amor a Dios y en el apostolado, y aunque todos sus poemas quepan catalogarse como “Poesía religiosa”, no por ello impiden el disfrute a todo aquél que sea capaz de sentir que tú y yo, que todos nosotros somos algo más que unos simples cuerpos.
 
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