Este es un libro muy peculiar que podríamos llamar “de
juventud” ya que he recogido en el mismo algunos trabajos literarios escritos
entre 1964 y 1968, es decir, cuando contaba de 15 a 18 años de edad, pero todos
ellos relacionados con el Teatro. Cierto es que yo comencé a destacar en el
colegio por las redacciones que escribía a los 13 años de edad, a las que
siguieron numerosas poesías y también relatos cortos… pero el Teatro era algo
que no ocupaba mis prioridades hasta que…
Tenía un profesor particular, Manuel Prieto Peromingo
(quien poco después fue catedrático de Lengua y Literatura y dedicó toda su
vida a la enseñanza, primero en Zaragoza y más tarde en Zamora), el cual
–viendo que me gustaba escribir- comenzó a revisar mis escritos, orientarme e
incluso a ponerme ejercicios para que me fuera “haciendo” como escritor.
Algunos de esos escritos consistían en que él escribía una frase, o un párrafo,
o dos líneas de un diálogo… y a partir de ahí yo tenía que continuar la trama
dando rienda suelta a mi imaginación, sin ningún tipo de límites. Luego lo
revisábamos juntos y me explicaba lo que estaba bien y lo que se podía mejorar.
Hasta entonces nunca había practicado eso de los diálogos
(sólo redacciones, algún relato corto y algunas poesías), por lo que supuso un
nuevo reto para mí, y los retos siempre me han atraído, sobre todo si son de
cosas que me apetece hacer. Y como escribir es lo que más me gusta y siempre ha
sido así, aquello de ver un par de frases en boca de dos personajes, para que a
partir de ahí las continuase como quisiera, me entusiasmó y me empleé a fondo.
Pero lo más importante fue que esos ejercicios me ayudaron –en este caso- a ir
dominando el arte de los diálogos entre personajes de ficción, algo necesario a
la hora de escribir cualquier novela y, por supuesto, imprescindible para
escribir Teatro.
Por desgracia sólo he conservado unos pocos de aquellos
ejercicios, pero son suficientes para ver cómo a partir de dos o tres líneas
impuestas (las dos o tres que podéis ver al comienzo de cada ejercicio incluido
en este libro) se puede continuar una historia, y cómo este es un tipo de
ejercicio que se debería practicar más en los colegios para que los alumnos
aprendan a desarrollar diálogos y construir historias alrededor de ellos.
La razón de incluirlos en este pequeño libro y comenzar
por ellos, es que estos ejercicios fueron los que me animaron después a
escribir dos obras de teatro, una corta (daría para una función o programa de
televisión de media hora) y otra larga (daría para una obra de teatro normal).
Por supuesto que nada de lo recogido en este libro tiene
un gran valor literario, sino que su único valor es el de conocer cómo se
ejercita un escritor para componer diálogos y cómo llegan a ser sus primeras
obras de teatro. El valor, pues, es mostrar el camino, no la meta final.
Y el Teatro, por consiguiente, no ha sido mi meta, sino
sólo uno de mis aprendizajes en periodo de prácticas para ser escritor, y a eso
se ha dedicado este libro que he titulado “Sigue esperando” como mi primera
obra teatral. El resto de mi obra literaria posterior incluye novelas de
ficción, novela histórica, libros de poesía muchos de ellos con un argumento
narrando una historia, libros sobre comunicación, ensayos, libros de
divulgación científica, biografías ajenas y libros autobiográficos, libros de
humor, artículos periodísticos… De todo esto se puede encontrar (eBook y papel)
en Amazon.
De momento, y ya que estamos aquí, centrémonos en el
Teatro, en esos primeros pasos que dio en este género aquél escritor en ciernes
cuando sólo contaba de 16 a 19 años de edad.
Como suele decirse llegado este momento: En breves
minutos dará comienzo la función. Les recordamos que sus teléfonos móviles
deben permanecer apagados y que no se permite tomar fotografías durante la
representación. Señoras, señores, vayan ocupando sus asientos, la
representación va a comenzar...
Se alza el telón…
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