viernes, 8 de julio de 2022

Sigue esperando

Este es un libro muy peculiar que podríamos llamar “de juventud” ya que he recogido en el mismo algunos trabajos literarios escritos entre 1964 y 1968, es decir, cuando contaba de 15 a 18 años de edad, pero todos ellos relacionados con el Teatro. Cierto es que yo comencé a destacar en el colegio por las redacciones que escribía a los 13 años de edad, a las que siguieron numerosas poesías y también relatos cortos… pero el Teatro era algo que no ocupaba mis prioridades hasta que…
 
Tenía un profesor particular, Manuel Prieto Peromingo (quien poco después fue catedrático de Lengua y Literatura y dedicó toda su vida a la enseñanza, primero en Zaragoza y más tarde en Zamora), el cual –viendo que me gustaba escribir- comenzó a revisar mis escritos, orientarme e incluso a ponerme ejercicios para que me fuera “haciendo” como escritor. Algunos de esos escritos consistían en que él escribía una frase, o un párrafo, o dos líneas de un diálogo… y a partir de ahí yo tenía que continuar la trama dando rienda suelta a mi imaginación, sin ningún tipo de límites. Luego lo revisábamos juntos y me explicaba lo que estaba bien y lo que se podía mejorar.
 
Hasta entonces nunca había practicado eso de los diálogos (sólo redacciones, algún relato corto y algunas poesías), por lo que supuso un nuevo reto para mí, y los retos siempre me han atraído, sobre todo si son de cosas que me apetece hacer. Y como escribir es lo que más me gusta y siempre ha sido así, aquello de ver un par de frases en boca de dos personajes, para que a partir de ahí las continuase como quisiera, me entusiasmó y me empleé a fondo. Pero lo más importante fue que esos ejercicios me ayudaron –en este caso- a ir dominando el arte de los diálogos entre personajes de ficción, algo necesario a la hora de escribir cualquier novela y, por supuesto, imprescindible para escribir Teatro.
 
Por desgracia sólo he conservado unos pocos de aquellos ejercicios, pero son suficientes para ver cómo a partir de dos o tres líneas impuestas (las dos o tres que podéis ver al comienzo de cada ejercicio incluido en este libro) se puede continuar una historia, y cómo este es un tipo de ejercicio que se debería practicar más en los colegios para que los alumnos aprendan a desarrollar diálogos y construir historias alrededor de ellos.
 
La razón de incluirlos en este pequeño libro y comenzar por ellos, es que estos ejercicios fueron los que me animaron después a escribir dos obras de teatro, una corta (daría para una función o programa de televisión de media hora) y otra larga (daría para una obra de teatro normal).
 
Por supuesto que nada de lo recogido en este libro tiene un gran valor literario, sino que su único valor es el de conocer cómo se ejercita un escritor para componer diálogos y cómo llegan a ser sus primeras obras de teatro. El valor, pues, es mostrar el camino, no la meta final.
 
Y el Teatro, por consiguiente, no ha sido mi meta, sino sólo uno de mis aprendizajes en periodo de prácticas para ser escritor, y a eso se ha dedicado este libro que he titulado “Sigue esperando” como mi primera obra teatral. El resto de mi obra literaria posterior incluye novelas de ficción, novela histórica, libros de poesía muchos de ellos con un argumento narrando una historia, libros sobre comunicación, ensayos, libros de divulgación científica, biografías ajenas y libros autobiográficos, libros de humor, artículos periodísticos… De todo esto se puede encontrar (eBook y papel) en Amazon. 
 
De momento, y ya que estamos aquí, centrémonos en el Teatro, en esos primeros pasos que dio en este género aquél escritor en ciernes cuando sólo contaba de 16 a 19 años de edad.
 
Como suele decirse llegado este momento: En breves minutos dará comienzo la función. Les recordamos que sus teléfonos móviles deben permanecer apagados y que no se permite tomar fotografías durante la representación. Señoras, señores, vayan ocupando sus asientos, la representación va a comenzar...
 
Se alza el telón…
 
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