lunes, 4 de julio de 2022

Las dos clases de amigas que se encuentran en las redes sociales

Creí que en la Red encontraría amigas y lo único que encontré fueron dos clases de contacto. A los primeros los bauticé como “cabezas de serrín” porque dentro de sus cabezas no creo que haya otra cosa. Envían mensajes con textos tan filosóficos y profundos como “Hola, ¿qué tal estás?”. Cuando les contestas, un pequeño porcentaje de ellas (un porcentaje muy pequeño) vuelve a contestar con no más de cuatro líneas de texto (comprendo que por más que se exprima el serrín, no se le puede sacar más jugo). Si aun así tú les sigues el juego y les vuelves a contestar, lo normal es que ya no recibas más respuestas. No he encontrado nadie que dure más de cuatro mensajes. ¡Y esas tías son las que en sus mensajes se ofrecen como “amigas para siempre”!
 
Del otro tipo de mensajes que recibo, casi prefiero no hablar. Algunos chicos, que no se dan por enterados de que a mí me gustan las chicas, me piropean y tratan torpemente de ligar poniendo en evidencia el paupérrimo atractivo de sus mentes. De las chicas que me escriben, o son “cabezas de serrín” o cabría calificarlas de promiscuas, que solo piensan en pasar un rato agradable en la cama, da igual con quien sea. Una de ellas, con quien mantuve un mayor contacto epistolar, fue Mónica, e incluso le dediqué un poema, un acrónimo que ella agradeció. Pero siempre acababa diciendo “te mando un beso para que lo pongas donde más te guste”. Y las cosas iban a más, así que le di puerta. A las demás y los demás podría haberlos mandado a la mierda perfectamente, pero no merecía la pena ni el más mínimo esfuerzo, así que simplemente borré mi presencia de Internet.
 
Desde entonces ya no hago caso ni escribo a tanta gente estúpida como hay por ahí, ni me he molestado más en contestar o comentar siquiera tantos mensajes absurdos que cerebros vacíos ponen en la red. Algunos y algunas hay que buscan sexo. Nada más. Otras y otros hay que persiguen la amistad y la definen con las más bellas palabras. Cuando alzas la cortina de su primer e-mail descubres el vacío de unas mentes de serrín. ¿Cómo ser amiga de la nada? ¿Cómo conversar con estúpidas sonrisas que no entienden ni comprenden ni sienten absolutamente nada?

(Párrafo extraído del libro "Yo soy Alma & Algo así", en donde su protagonista comparte su vida y sentimientos).

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