Conseguir
la felicidad no es tarea fácil, sobre todo porque el mundo que nos rodea no
siempre resulta de nuestro agrado. Pero hay una regla de vida que puede
ayudarte en esa felicidad que buscas, sobre todo cuando ves o padeces algo que
no te gusta. ¿Qué hacer entonces?
La
regla es muy sencilla y tiene dos alternativas:
1.-
Si hay algo que no te gusta, lucha y esfuérzate por cambiarlo. Da igual que se
trate de algo dentro de tu esfera personal (aunque aquí te será más fácil
encontrar el modo de cambiarlo) o de la esfera externa. Pero incluso en este
último caso, debes luchar –dentro de tus posibilidades- por cambiarlo.
2.-
Pero sobre todo en este último caso, a cosas que no nos gustan (a nivel político, a
nivel social, etc.) cuyo posible cambio escapa a nuestras limitadas
posibilidades. En este caso debes plantearte lo siguiente: “Si no puedo
cambiarlo ¿para qué me voy a amargar la vida por ello?”.
Esa
es la clave: No te amargues la vida por coas o situaciones que no te gustan. Si
puedes, cámbialas o al menos esfuérzate por cambiarlas, porque al poner tu
esfuerzo en ello, aunque no consigas los resultados buscados, sí que te habrá
quedado la conciencia tranquila al saber que lo intentaste.
Y
si no puedes cambiarlo ¿para qué amargarte la vida? Trata de convivir con esa
situación, ignórala en todo cuanto puedas y concéntrate en todo aquello que
dependa de ti y sea de tu agrado.
Algunos
ejemplos:
1.-
¿Qué no estás a gusto en tu trabajo? Pues búscate otro y/o prepárate para que
puedas encontrar más adelante otro de tu agrado; y si no, confórmate con lo que
tienes.
2.-
¿Qué no te gusta la situación política? Pues apúntate a algún partido u
organización que luche por un cambio como el que buscas y lucha desde ahí. ¿Qué
no te ves con fuerzas o tiempo para hacer eso? Pues limítate a ejercer tu
derecho al voto de la forma que creas más acertada.
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