¡Adiós al fracaso escolar! Dentro de muy poco todos los niños y jóvenes (también las niñas y jóvenas) podrán conseguir un alto rendimiento en sus estudios. Para ello sólo será necesario cambiar el mobiliario escolar. ¡Así de fácil! Pero ¿qué clase de cambio? Pues se trata de sustituir los clásicos pupitres por cintas de marcha, de esas que se utilizan en los gimnasios para correr sin moverse del sitio. Cada alumno deberá tener su cinta correspondiente en la clase y seguir a la mayor velocidad posible de la cinta, las explicaciones que del profesor. También, a la hora de ponerse a estudiar, podrán sujetar el libro en sus manos mientras corren y así asimilarán mucho mejor su contenido. El único efecto secundario que esto puede provocar es que se pongan más fuertes y más sanos, pero eso no es un inconveniente sino una ventaja.
¿A qué viene tamaña estupidez? Pues sencillamente es la aplicación práctica que se me ha ocurrido al leer un descubrimiento científico publicado en la revista científica Plos One. Según afirman los investigadores, “los ritmos del cerebro asociados con el aprendizaje, se hacen más fuertes según el cuerpo se va moviendo más deprisa”.
Por si no os lo creéis, aquí tenéis el enlace:
http://newsroom.ucla.edu/portal/ucla/ucla-physicists-discover-surprising-208271.aspx
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