Cuando en 1734 el francés Juan Fichac Rigaud llegó a España y poco después hizo lo mismo otro francés, Juan Fisht del Fous, nadie podía imaginar que 275 años después los descendientes de estas dos familias se reunirían –en la mayor parte de los casos- para encontrarse por primera vez. Esto ha sucedido en Daimiel, una ciudad (declarada como tal desde el año 1887) de la provincia de Ciudad Real, el pasado 6 de diciembre y todos ellos compartían no sólo la ilusión de este encuentro sino algo más: un apellido común.
Cuando ambos franceses, que procedían de la misma región del sur de Francia (cerca de la ciudad de Figeac), se casaron en España (el primero en Daimiel y el segundo en Robregordo, provincia de Madrid), los empleados de registro transcribieron su apellido como buenamente lo entendían y en ambos casos escribieron “Fisac”. A partir de aquél momento nació el apellido Fisac en nuestro país, dando lugar a dos ramas del mismo que, a lo largo de los años han dado lugar a una descendencia que -según el Instituto Nacional de Estadística- se cifra en la actualidad en 213 personas con Fisac como primer apellido y 150 en segundo lugar.
Lo que nunca ha llegado a saberse, aunque se tienen sospechas por la procedencia, momento y destino en que se produjeron aquellos acontecimientos de hace tres siglos, es si aquellos dos franceses eran parientes.
El poder de Internet, y más concretamente de Facebook, se puso de manifiesto a la hora de esta convocatoria, una ilusión que albergaba Angel Fisac Rodríguez que, durante años, había estado trabajando en la reconstrucción de este árbol genealógico y que no pudo ver concluido su deseo al fallecer hace apenas dos años. Sus hijos Angel, Javier y Lourdes, y su prima Raquel, tomaron el relevo. Angel continuó completando el árbol genealógico, Lourdes creó el grupo “Familia Fisac” en Facebook, y con la ayuda de otros familiares más consiguieron poner en marcha esta reunión que fue todo un éxito y logró congregar a más de 80 personas con este apellido en primero o segundo lugar.
El encuentro contó con un amplio programa de actividades, con visitas al museo comarcal de Daimiel en el que hay un espacio dedicado a uno de los Fisac más ilustres, el arquitecto Miguel Fisac, y diversos lugares de interés cultural de esta ciudad, concluyendo con una comida de hermandad.
Allí se dieron cita algunas de las últimas generaciones (han pasado nueve generaciones desde entonces, tal como reflejaba el gigantesco árbol genealógico que presidía el salón), desde los más jóvenes como Paola Fisac y Carlos Hernández Fisac, de tres años de edad, hasta Pedro y Juan Fisac que han superado ya la barrera de los 80 años.
Las agradables sensaciones de este encuentro multitudinario (si nos atenemos a que allí se dio cita más del 20% de todos los que llevan Fisac como primer o segundo apellido), han dado pie a que ya se empiece a pensar en un segundo encuentro donde superar este record de asistencia, pero una duda continuaba en el ambiente: ¿guardarían algún parentesco los dos franceses que dieron lugar a estas dos ramas del apellido o por el contrario solo se trató de una casualidad y no existiría ninguna relación sanguínea entre los descendientes de la rama de Daimiel y la de Robregordo? El reto ha sido aceptado y se espera poder conocer la respuesta en el encuentro que se celebre el próximo año, posiblemente en Madrid.
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