Los fumadores son esclavos de las tabaqueras que –por si no fueran poco dañino el hecho de fumar- añaden sustancias adictivas para garantizarse la “fidelidad” de sus clientes.
Los compradores son esclavos de la publicidad que les lava el cerebro para que identifiquen “felicidad” con otras palabras como “comprar”, “poseer”, “renovar”...
Los ciudadanos son esclavos de los partidos políticos, que les incitan a seguir votándoles no por lo mucho que puedan hacer por ellos, sino por el odio que le inculcan hacia el partido contrario, de tal forma que prefieren que gane “su” partido, aunque haga muy mal las cosas, con tal de que no gane el contrario.
Los creyentes con esclavos de sus respectivas religiones, que les amenazan con los más horrendos castigos si se apartan de cumplir con las “obligaciones” que les marquen sus dirigentes.
Desde que nacimos hasta que morimos, todos somos esclavos, y no existe otra libertad que la que cada uno pueda encontrar dentro de su cerebro; por eso el empeño de todos es anestesiar las conciencias para que nadie piense por su cuenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario