Durante
los próximo cuatro días vamos a compartir en estas páginas una novela corta, un
pequeño relato que es una recreación literaria de una historia verdadera. Los
personajes y los hechos centrales aquí representados existieron realmente y así
sucedieron los hechos…
Capítulo
1.- La sombra del tifus
En
el verano de 1915, Granada se ahogaba bajo un calor que parecía derretir las
piedras de sus calles. José Rodríguez, Pepe para los suyos, había llegado a la
ciudad como teniente recién graduado de la academia militar. Su porte recto y
su mirada serena reflejaban la disciplina que lo había moldeado, pero en casa,
con su esposa Carmen y sus pequeños Consuelo y Paco, se transformaba en un
hombre tierno, de risas fáciles. Carmen, nacida en Daimiel, Ciudad Real, había
traído al matrimonio la calidez de su pueblo manchego, y juntos soñaban con una
vida tranquila para sus hijos: Consuelo, de cuatro años, con sus trenzas
perfectamente peinadas, y Paco, de dos, un torbellino de rizos y balbuceos.
La
casa de los Rodríguez era modesta pero acogedora, con un patio donde Carmen
cultivaba geranios. Sin embargo, Granada, por aquellos años, escondía una
amenaza bajo su belleza. El alcantarillado, precario y descuidado, convertía
las aguas en un peligro latente. Aquel verano, el tifus llegó como un ladrón
silencioso. Primero fue un rumor en los mercados, luego un goteo de enfermos, y
pronto, una epidemia que sembró el miedo en la ciudad.
Carmen
fue la primera en caer. Un cansancio inexplicable la obligó a guardar cama,
seguido de fiebres que la hacían delirar. Pepe, intentando mantenerse fuerte,
pronto sintió el mismo ardor en su cuerpo. El hospital de Granada, un edificio
viejo y saturado, no tenía sitio para ellos. No quedó más remedio que enfrentar
la enfermedad en casa, con las ventanas cerradas para evitar el calor y el
polvo.
Sus
hijos, Consuelo y Paco, demasiado pequeños para entender la gravedad, jugaban
en el patio bajo la mirada atenta de Josefa, la niñera. Josefa, una mujer de
Daimiel con el rostro curtido por el sol y el corazón inmenso. Con una energía
que desafiaba sus años, Josefa se convirtió en el alma de la casa. Preparaba
caldos, aplicaba compresas frías y rezaba mientras vigilaba a los niños y
mantenía la esperanza viva.
Pepe,
entre fiebres, murmuraba palabras de aliento a Carmen, pero ella apenas
respondía. Josefa, con su sabiduría campesina, traía remedios que conseguía en
la farmacia: polvos de quinina, infusiones de hierbas, cualquier cosa que
pudiera aliviar el sufrimiento. Pero la ciudad parecía rendirse al tifus, y en
la casa de los Rodríguez el futuro pendía de un hilo.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“Médico, periodista y poeta”: https://www.amazon.es/dp/1706950551
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