Estoy
seguro que nunca te has planteado un dilema moral como este, por lo que te
invito a leerlo para que tú también te lo plantees y pienses cómo habrías
actuado ante una situación similar. Estoy seguro igualmente que ni tú ni nadie
se ha planteado seriamente lo que te voy a contar…
Estaba
paseando con mi perro por el parque cuando este se paró para hacer lo que todos
los perros hacen cuando salen de paseo: caca. En esta ocasión se paró en mitad
del paseo, es decir, en un lugar por donde pasa todo el mundo y por lo tanto
era obligado hacer lo que debe hacer todo buen ciudadano: recoger la caca. Por
eso, de forma instintiva saqué una bolsita de plástico de mi bolsillo para
recogerla, pero… la caca la había hecho justo encima de una hilera de hormigas
(una de esas hileras interminables que van de un hormiguero a otro), algunas de
las cuales habrían quedado debajo y otras merodeaban por encima y por los
alrededores. “¡Pobres hormigas!” pensé. Así que se me planteó el siguiente
dilema moral:
1.- Recoger la caca y con ello condenar a varias hormigas a una muerte horrible, encerradas en una bolsa de plástico llena de mierda.
2.- Dejar la caca en el suelo del parque para que las hormigas volviesen a su quehacer habitual y que cualquier persona la pisase sin querer al pasear, ya que estaba en plena zona de paso.
¿Tú
qué hubieras hecho? ¿Qué vale más, la vida de unas hormigas o la molestia y
asquerosidad de una suela de zapato manchada de caca? ¿El bienestar animal o el
bienestar humano?
Al
final, acertadamente o no, tomé la siguiente decisión: Recogí la caca con
cuidado de llevarme por medio el menor número posible de hormigas, cogí la
bolsa y la tiré a una papelera, pero… en vez de cerrar la bolsa con un nudo
como hago siempre y como siempre debe hacerse, en esta ocasión dejé la bolsa
sin cerrar para que esas hormigas que habían quedado dentro tuviesen la
oportunidad de escapar. Quizás alguna muriese –o quizás no-, pero dejé abierta
la posibilidad de escapar y salvar la vida. Cumplí con mi deber ciudadano y al
mismo tiempo di una oportunidad a la vida.
¡Caray!
¡Qué cosas escribo! Pero esto que acabo de plantearte tiene más trascendencia
de la que pudieras imaginar. El Universo del que formamos parte es todo, desde
lo más grande y más lejano hasta lo más infinitamente pequeño. No desestimes
nunca a nada ni a nadie por su tamaño, porque todo forma parte igualmente de la
Creación.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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1.- Recoger la caca y con ello condenar a varias hormigas a una muerte horrible, encerradas en una bolsa de plástico llena de mierda.
2.- Dejar la caca en el suelo del parque para que las hormigas volviesen a su quehacer habitual y que cualquier persona la pisase sin querer al pasear, ya que estaba en plena zona de paso.
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