Se
cuenta que durante los años que gobernó Francisco Franco (llamaban a esa época “dictadura”
aunque comparado con la situación actual eso era cosa de niños) las personas
(mejor dicho “personajes”) cercanas o con influencias en los ámbitos de poder,
hacían valer esa condición para saltarse todas las reglas (por ejemplo, aparcar
donde querían, no pagar una multa, exigir sitios preferentes, etc.) y cuando
alguien les llamaba la atención contestaban altivamente: “¡No sabe Vd. con quién
está hablando!”. Daban así a entender (y si no lo entendías te lo exponían
claramente) que tenían influencias en los círculos del poder o pertenecían a dichos
círculos y por tanto tenían bula para todo. Han
pasado los años y ahora tenemos a otro dictador, Pedro I el rabioso, y acaba de
demostrar ese tinte de dictadura que tanto gusta a los dictadores, el clásico “¡No
sabe Vd. con quién está hablando!”. Un
juez ha imputado a su mujer por abusar de su condición de mujer del presidente
para hacer chanchullos, recomendaciones, etc. El
juez ha pedido que Pedro Sánchez, como conocedor de estos hechos, declare ante
el Tribunal. Pedro
Sánchez ha contestado que bueno, que si acaso por escrito. El
juez le ha dicho que no, que tiene que ser presencial pero que como es el
presidente del Gobierno será el juez quien se desplace al palacio presidencial
para tomarle declaración. El
juez ha ido al palacio presidencial y Pedro Sánchez ha dicho que se acoge a su
derecho de no declarar en contra de su mujer (o sea, que reconoce que su mujer
es culpable y por eso no quiere hacer ninguna declaración que la perjudique). El
juez se ha ido. Y
Pedro I el rabioso ha mandado a sus esbirros que preparen una querella contra
este juez por haber osado incomodar al todopoderoso dictador. “¡No
sabe Vd. Con quién está hablando!”
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac Una
novela que nos traslada a la Grecia clásica durante la celebración de uno de
los primeros Juegos Olímpicos… “La
Olimpiada”: https://amzn.eu/d/8s4Aby4
A
lo mejor habías pensado que yo había dejado de escribir y de publicar cosas en
este blog, el más antiguo de cuantos puse en marcha y el que me ha valido el
apodo de “inefable”, porque así son las cosas que escribo. Pues
no, no me he muerto; sólo me he tomado un descanso. Mientras viva –es decir,
mientras permanezca en este nivel de existencia- seguiré escribiendo. ¿Y sabes
por qué? Pues simplemente porque me apetece, porque disfruto con ello, es
decir, porque me da la gana. Esta es todavía una de las pocas libertades que
nos deja la dictadura Sanchista que padecemos.
Una
novela que nos traslada a la Grecia clásica durante la celebración de una de
los primeros Juegos Olímpicos… “La
Olimpiada”: https://amzn.eu/d/8s4Aby4
Eso
es lo que soy actualmente, un ser humano en retirada. Por eso me voy
despidiendo compartiendo lo poco que he aprendido y lo mucho que he sentido… y
sin que nunca haya faltado el sentido del humor. En
Amazon tienes disponibles todos los libros que he escrito (más de 30) y en
algunos blogs como este o como el “Diario AZprensa” tienes también un poco de
lo que he dejado como testimonio de mi paso por este planeta… Así
que, si quieres, aquí tienes lectura para tus vacaciones. ¡Que pases un feliz
verano! Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac Biografía:
https://azpressnews.blogspot.com/2020/12/biografia-de-vicente-fisac.html
¿Qué
se siente al sentir amor? Sólo un poeta puede expresarlo con palabras porque
sólo la poesía es capaz de trasladar esos sentimientos a un papel (ahora habría
que decir a una pantalla de móvil o de ordenador). Hoy
he recuperado este poema escrito a los 16 años en donde transformo en palabras
esos sentimientos… AL
CAER LA TARDE Al
caer la tarde lenta
y calurosa del estío, siento
que mi corazón impaciente y
mi ánimo movido me
van conduciendo a ti, en
esta, una tarde más de
nuestro vivir intranquilo. Cuanto
te veo cuántas
cosas que no te digo te
diría; pero
mis ojos no engañan, mentiría si
lo que siento callara y
lo que oculto dijera. Juntos
contemplamos al
sol en sus últimos reflejos. Allí,
en la nube lejana va
exhalando sus gritos. Es
más que soñar despiertos, más
que vivir dormidos; es
un lazo que invisible arraiga
nuestras vidas a
un mismo destino. Sensación
extraña, presentimiento
oculto; es
el don del
que todos temen, al
que todos llaman: Amor,
pérfido amigo.
Las
palabras no sólo pueden expresar emociones, sentimientos, reflexiones… sino
también movimiento. De manera espontánea, en mis primeros años de juventud,
surgió este poema en donde el protagonista es el movimiento, el caminar por las
calles en busca de ese primer amor… TE
BUSCO Te
busco, te espero... Camino
por las calles, unas
alegres, otras solitarias; voy
a tu encuentro. Madrid
céntrico, corazón de España. Consulto
el reloj y acelero. Me
dirijo hacia ti; la impaciencia me
invade y siento cómo el
corazón emocionado salta de alegría. Atravieso
una plaza, entro en el metro. Estación
tras estación pasan
rápidas. Luego
salgo y camino. Te
busco, sé dónde y me alegro. Después
otra plaza, más calles; me
dirijo a la cita puntual, contento. Una
calle sorteando a la gente, voy
en tu busca, y en los labios la sonrisa, la
impaciencia por verte, por sentir que
tú estás a mi lado. Después
de unos largos minutos, llego. No
estás y te espero; yo, tranquilo. Todo
está calmado. Doy
un paso, me detengo, Elevo
mi vista; te espero...
Todos
tenemos recuerdos, pero cuando se trata de un poeta esos recuerdos no pueden
ser otra cosa que poemas. Por eso traigo aquí estos “recuerdos” de cuando tenía
15 años… RECUERDOS Te
conocí un día, yo
era joven; más
joven de lo que ahora soy, y
sin embargo cuánto
tiempo ha pasado. Eran
las seis y el sol ya
declinaba. Música
de discos, confeti
mezclado entre
la loca alegría de una fiesta. Tú
estabas rodeada igual que yo por
cantidad de gente, enorme
distancia. Yo
luchaba; tú, no sé. Notaba
cómo poco a poco me
iba a cercando a ti. Al
fin llegué, y
qué sensación extraña la
que sentí al estar contigo. Me
parecía estar soñando, y
sin embargo tú
estabas junto a mí.
Sólo
tenía 15 años cuando escribí mi primer libro de poesías. Lo titulé
“Introducción al amor” y destacaba del mismo que “no se trata de poesías
sueltas e inconexas, sino de una concatenación de poemas que narran el devenir
de los hechos y de los sentimientos, en este caso, de las primeras relaciones
con el sexo opuesto”. Decía entonces que “este libro, el primero que
escribo, está dedicado a todos aquellos que alguna vez han sentido la llamada
del amor”, y añadía que “un poeta nunca podrá escribir algo que no siente”. Lo
cierto es que las palabras se quedan muchas veces incapaces de expresar en su real
dimensión los sentimientos y por eso acaba uno de los poemas diciendo: “¡Tantas
palabras dichas, y qué poco nos conocemos!”.
Para los niños, el mundo y todo lo que hay en él es algo
nuevo, algo que provoca el asombro. Los filósofos y los niños comparte esa
importante capacidad: la del asombro y la de formularse preguntas
constantemente. En cambio en los adultos, y por diversas razones, la
mayoría se aferra tanto a lo cotidiano, a lo material, que el propio asombro
por la vida queda relegado a un segundo plano. Quizás sea algo que tenga que
ver con el hábito, con la costumbre. A fuerza de ver las cosas (siempre con la
misma perspectiva) nos habituamos a las mismas y dejan de causarnos asombro. Es
triste comprobar cómo –según nos vamos haciendo mayores- nos habituamos al
mundo que nos rodea y dejamos de hacernos preguntas. Es como si durante el
crecimiento fuésemos perdiendo la capacidad de dejarnos sorprender por el
mundo. Así es, y esto supone que vayamos perdiendo algo
esencial, algo que sólo los filósofos intentan despertar en nosotros: la
capacidad de asombro, la capacidad de hacernos preguntas y tratar de encontrar
por nosotros mismos esas respuestas. Porque eso que intentan despertar en
nosotros los filósofos es algo que tenemos dentro, un algo que nos dice que la
vida en sí misma, es un gran misterio. Si consigues despertar en ti esa llama interior y
comienzas el viaje, y comienzas a explorar ese nuevo mundo que se encuentra más
allá de lo material, tal vez algún día llegues a encontrarte contigo mismo y en
ese momento comenzarás a ver la vida de una forma completamente nueva.