Ya que en mi anterior post hablaba de los “negros”, es
decir, de los responsables de Comunicación (Dircoms) de las empresas, los
cuales escriben textos (discursos, artículos, prólogos, etc.) que luego firman
sus presidentes y se quedan tan panchos, hoy traigo a estas páginas otro
ejemplo en donde el negro fui yo.
Se trata del libro “La colegiación necesaria o la navaja
de Ockham”, del Dr. Juan Antonio Abascal Ruiz” que, a la sazón era
vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza. En este libro de
habla de libertad, ética, estética, juicio, prejuicio y conocimiento, y lo
editó el citado Colegio de Médicos para regalarlo a sus colegiados y a sus
colaboradores, contando para ello con el apoyo de la Organización Médica
Colegial (OMC) en donde yo era responsable de Comunicación.
Como era de esperar, había que ceder al presidente de la
OMC el privilegio de prologar el libro, y como era de esperar… ese trabajo me
correspondió a mí. Por lo tanto, una vez leído el libro escribí lo siguiente:
“Cuando cayó en mis manos este libro. “La colegiación
necesaria”, para escribir su prólogo, pensé que siempre son bienvenidas todas
las aportaciones que demuestren una necesidad tan evidente –pero a veces
ignorada por simple desconocimiento o por intereses contrarios- y con el mejor
ánimo me dispuse a leerlo.
Sin embargo, aún no había pasado del título cuando ya el
subtítulo me dejó perplejo: “La navaja de Ockham”. Hacía alusión al principio
de este agustino que “sentaba la premisa de que no se debía dar nada por
sentado”- Y acto seguido se especificaba “Libertad, Ética, Estética, Juicio,
Prejuicio y Conocimiento”, es decir, nos ofrecía adentrarnos en este asunto
desde todos los imaginables e inimaginables puntos de vista. Parecía evidente
que no estábamos ante un libro al uso y que la forma de abordar algo tan
esencial para nuestra profesión y para la ciudadanía, como es la garantía de
autorregulación, nos iba a ofrecer una perspectiva diferente.
Desde la Organización Médica Colegial hemos reiterado en
numerosas ocasiones la capacidad demostrada de autorregulación o co-regulación
de la profesión médica, de control universal obligatorio, del mantenimiento de
un sistema de alerta permanente contra las desviaciones del ejercicio
profesional; de la necesidad -en suma- de colegiación obligatoria. Y esto debe
ser así, porque de no serlo no podría certificarse para todos, y se escaparían
de la misma todos aquellos que tuvieran algún motivo y no precisamente lícito.
En cualquier caso, siempre es bueno conocer también otras
aproximaciones a este tema fundamental de nuestra profesión y de la garantía
que a través de la colegiación se ofrece a los ciudadanos. Pero además, en esta
obra de Juan Antonio Abascal, se funden el humor, la ironía, el conocimiento,
la documentación, la reflexión… para sorprender al lector y atarlo a esta
lectura que además de hacerle disfrutar le ayuda a contemplar la situación con
ojos nuevos.
Dice el autor que esta es una “obra de jirones” y en
cierto modo lo es por su estructura, pero ese modo de hacerlo facilita su
lectura y ayuda a “digerir” mejor sus planteamientos. Se denuncia en esta obra
·el cinismo incongruente de la sociedad actual” y hasta se permite incluir al
final un glosario de “juicios, prejuicios y falacias de uso frecuente en los
debates”, a los que añade la forma de contrarrestarlos “por si fuera de interés
del lector”.
No se escapa a su visión crítica la propia profesión,
citando, por ejemplo, los bajos índices de participación que se dan en algunos
procesos electorales de los Colegios de Médicos. Señala, con acierto, que “los
líderes colegiales no podemos ampararnos en el desconocimiento o en la falta de
interés en la participación colegial” y añade que “nuestra obligación es dar
cumplida respuesta a la misma”.
La colegiación, como tal, no se pone en duda; al
contrario, reconoce que “se sigue percibiendo como un bien necesario desde la
inmensa mayoría de la profesión”, Por consiguiente la pervivencia de los
Colegios de Médicos como institución sólo puede darse dentro de “la evidencia
de su necesidad real para la sociedad en su conjunto” al que también se une ese
“sentimiento de necesidad de pertenencia” a una base de afiliación que desde hace siglos nos ha movido y nos mueve a
los médicos.
Ante la necesidad social de un ejercicio profesional de
calidad, centrado en el paciente, en la defensa de sus intereses por encima de
cualquier otro interés y condición y de una práctica profesional de calidad,
concluye con la necesidad de una Organización Médica Colegial con vocación de
servicio, comprometida con humanizar el ejercicio profesional de la medicina y
con la defensa del Sistema Nacional de Salud por encima de intereses
partidistas y/o privados. Y eso es algo que todos queremos.
Si la necesidad de colegiación es evidente (como parece
serlo la necesidad de difundirlo y recordarlo), la misma se fortalece con la
lectura de este libro. Eso es lo que recomiendo y en esa tarea estamos porque
no basta con una primera lectura.
Mi felicitación al autor por la iniciativa, tarea nada
fácil que sólo puede realizar un profundo conocedor de la estructura y
principios de la colegiación. También el sincero agradecimiento a Juan Antonio
Abascal por la ayuda inestimable que nos presta con esta obra a la profesión y
muy especialmente a los directivos colegiales”.
Al final, quien firmaba estas palabras era el entonces
presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, y como era de esperar nunca
recibí palabra alguna de agradecimiento por esta aportación. No obstante, aquello
formaba parte de mi trabajo, como así forma parte del trabajo de todos los
Dircoms, auténticos “negros” cuyo trabajo hace brillar a sus presidentes sin
que reciban más agradecimiento que su sueldo a final de mes.
Lo que sí me satisfizo, aparte del trabajo bien hecho,
fue el ejemplar que me hizo llegar su autor con una amplia, entrañable y
cariñosa dedicatoria, agradeciéndome el prólogo que había escrito para su
libro.
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