Uno de los negocios de las editoriales es el de realizar
ediciones especiales para las empresas e instituciones, las cuales regalan esos
libros a sus clientes y/o miembros. Dicho libro se utiliza como regalo
publicitario y, en el caso del sector sanitario, en donde existe una estricta
regulación, el libro es un regalo admitido ya que todo libro es igual a
cultura.
En el caso que hoy nos ocupa, tenemos un ejemplar de la
editorial Espasa de la edición especial que realizó para la Organización
Colegial de Enfermería de España, una lujosa edición del libro “Don Quijote de
La Mancha”, de Miguel de Cervantes, con el añadido de numerosas ilustraciones
de José Segrelles, y una letra grande rodeada de amplios márgenes para hacer
más agradable su lectura.
En este tipo de ediciones se suele dejar una primera
página para que el máximo responsable de la empresa o institución que encarga
el libro haga su “introducción” y así engorde su ego. Pero resulta que lo
normal es que quien engorda el ego de ese máximo responsable es su Dircom, es
decir, su responsable de Comunicación, a quien se le encarga el texto que luego
firmará el presidente para llevarse todos los elogios.
Así se decía en esta introducción: “La presente edición
ha sido preparada especialmente para la Organización Colegial de Enfermería de
España. De esta forma, la profesión de Enfermería se suma a la celebración del
cuarto centenario conmemorativo del natalicio de Alonso Quijano quien, nacido
de la insigne pluma de Miguel de Cervantes Saavedra, recorrió las tierras
manchegas en un afán de impregnar su mundo de sueños y utopías; verdades
anticipadas en las que tantos hombres y mujeres se han visto reflejados desde
aquél año de 1.605.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha mantiene hoy toda su vigencia en cuantos llevados por la ensoñación, contribuyen a dibujar –como en un boceto- la posibilidad de un mundo en el que lo diferente, lejos de ser anormal, constituya una nueva forma de hacer y en el que la tolerancia basada en el respeto por esa diferencia se sitúe en el centro de la vida social.
La Enfermería española, representada por su Organización Colegial, aporta así su personal visión de este cuarto centenario a través de la belleza de un texto acompasado con las más expresivas imágenes que puedan acompañar ese espíritu quijotesco. Un espíritu que, no por estar al otro lado de la razón podemos aventurarnos a tildar de irracional”.
Este texto venía firmado por el entonces presidente de
esta organización, Máximo González Jurado; sin embargo estoy casi seguro que no
lo escribió él sino su director de Comunicación, Íñigo Lapetra. A este buen
Dircom hay que agradecerle, pues, sus palabras y de ellas destaco en especial
su visión de futuro (esto lo escribió en 2005) cuando habla de “la tolerancia
basada en el respeto” la cual ha de situarse “en el centro de la vida social”,
tal como hoy se nos está imponiendo desde todos los órganos de influencia, ya sean
políticos, sociales e incluso deportivos. Mi aplauso, pues, para este “negro”.
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El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha mantiene hoy toda su vigencia en cuantos llevados por la ensoñación, contribuyen a dibujar –como en un boceto- la posibilidad de un mundo en el que lo diferente, lejos de ser anormal, constituya una nueva forma de hacer y en el que la tolerancia basada en el respeto por esa diferencia se sitúe en el centro de la vida social.
La Enfermería española, representada por su Organización Colegial, aporta así su personal visión de este cuarto centenario a través de la belleza de un texto acompasado con las más expresivas imágenes que puedan acompañar ese espíritu quijotesco. Un espíritu que, no por estar al otro lado de la razón podemos aventurarnos a tildar de irracional”.
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