Como los diarios de papel cada día venden menos, no han
tenido otra ocurrencia que subir los precios para compensar la menor venta sin
darse cuenta que esa subida de precio hará que muchos lectores dejen de
comprarlo. Total ¿para qué? ¿Para leer en el periódico de hoy lo que sucedió
ayer? ¡Si ya me había enterado de eso por la televisión, la radio, Internet y
las redes sociales! Total ¿para qué? ¿Para leer todo lo que están robando los
políticos sin que les pase nada? Si quiero enterarme de lo que está pasando voy
a los medios que dan la noticia en el momento en que esta se produce. E incluso
si quiero un análisis más sosegado de la actualidad o de cualquier otro
acontecimiento, sólo tengo que buscarlo en Internet y lo encuentro gratis.
La prensa de papel tenía que haber previsto lo que se
avecinaba con Internet y haberse reinventado para subsistir. En vez de eso, se
ha enrocado en sí misma, ha seguido igual que siempre y ha ido subiendo el
precio conforme bajaban sus ventas.
Hoy día sólo compran periódicos en papel algunos románticos;
las nuevas generaciones, desde luego no. Resulta patético observar cualquier Universidad
en donde aparecen apilados cientos de ejemplares gratuitos de los periódicos
del día sin que ningún estudiante se digne recogerlos. Por otra parte ¿habéis
visto a algún joven comprando o leyendo algún periódico? La respuesta es “No”
con la única excepción de los diarios deportivos que son los únicos que
mantienen el tipo... y el precio (sólo un euro).
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