Normalmente decimos que una persona “habla por los codos”
cuando es de esas que se pasa todo el día hablando sin parar. Sin embargo,
hablar por los codos es algo que hacemos todos sin darnos cuenta, hablar por
los codos, las manos, las piernas, la espalda, los ojos, la cara... Cada vez
que decimos algo, todo eso que expresamos con palabras es tan sólo un 7% de la
comunicación, el 55% es corporal (nuestra postura, nuestros gestos, nuestras
expresiones), de ahí la importancia de saber estar y comportarse, de saber
interactuar con un auditorio. Ahora bien, no cuadran las cuentas, 55+7 suma 62.
¿Dónde está el 38% restante? Ese porcentaje corresponde a la “comunicación
paraverbal”, la que queda fuera del alcance de nuestras palabras e incluso de
nuestros gestos y es que no somos entes aislados sino que nos movemos en un
entorno determinado que además es constantemente cambiante. Podemos hablar
correctamente y mantener una compostura exquisita, pero si el momento y marco
elegido para esa comunicación no es el adecuado, el mensaje que llegue al
destinatario será muy diferente al que deseábamos. Por ello, cuando nos
comuniquemos con los demás, sobre todo en el ámbito de los negocios, deberemos
tener muy presentes esos tres tipos de lenguajes. No creamos que por decir
simplemente “lo que tenemos que decir” va a ser ese el mensaje que reciba e
interprete el destinatario. Nuestro cuerpo también habla y el medio en que lo
hacemos tiene también mucho que decir.
2 comentarios:
Pues hablaremos moviendo el esqueleto.
Ja, ja, ja, y además así hacemos deporte al mismo tiempo!
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