sábado, 15 de noviembre de 2008

En casa del herrero... a veces hay excepciones

Dice el refrán que “en casa del herrero, cuchillo de palo” y, en cierto sentido, los médicos tienen fama de ser malos pacientes. Pueden ser muchas las causas: autosuficiencia, negación de las propias enfermedades, anteponer la atención a los pacientes a la atención a sí mismos…

Tampoco suele existir entre los médicos esa relación con “su” médico, tal como sucede con los pacientes en general. El médico enfermo, más allá de las consultas esporádicas a otros colegas, no suele mantener esa estrecha relación “médico-paciente” que se da en el resto de la población.

Pero los médicos también enferman, son tan vulnerables a la enfermedad como cualquier otro ciudadano, y si en circunstancias normales es difícil que se reconozcan a sí mismos como pacientes ¿qué sucede cuando el problema de salud que padecen es de carácter psíquico o de adicción? El estigma que aún arrastran las enfermedades psíquicas y los problemas de adicción, el miedo de los profesionales a ser identificados de esta forma, el miedo a perder el prestigio profesional… si para un paciente cualquiera ya es difícil reconocer este problema y/o aceptar la ayuda que se le pueda ofrecer, más aún lo es en el caso de los médicos.

Pero además, cuando se trata de médicos, las consecuencias son mayores, ya que esta situación no afectará tan solo a quien la padece y a su círculo más cercano, sino también a los pacientes. Un médico con un problema de este tipo no está en condiciones óptimas para poder prestar una atención sanitaria de calidad a sus pacientes y por ello debe ser atendido de forma especializada y confidencial a fin de que pueda reintegrarse lo antes posible a su labor asistencial y a su vida normal.

Afortunadamente, los médicos sí han sido aquí –en estos casos difíciles- pioneros, y han sabido asumir su compromiso social, entendiendo que sólo estando en perfectas condiciones van a ser capaces de prestar a los pacientes la atención sanitaria que se merecen. Estos problemas afectan a todas las profesiones por igual, sin embargo los médicos han sido la primera profesión que ha abordado con valentía esta realidad y ha puesto los medios necesarios para su prevención y corrección.

Del 12 al 14 de este mes se ha celebrado en el Colegio de Médicos de Barcelona el Congreso Nacional del PAIME (Programa de Atención Integral al Médico Enfermo), un programa que tras diez años de existencia se encuentra implantado en todo el territorio nacional y que ofrece –con la garantía de la confidencialidad- todo el apoyo que sea necesario a fin de lograr la rehabilitación y recuperación de los profesionales. Por ello se insiste en la necesidad de seguir contribuyendo a su divulgación, para que no haya ningún médico que, necesitando esta ayuda, se vea privado de la misma.


Artículo realizado para Medical Practice Group (MPG)

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